El agua cristalina de a poco comenzó a tomar otro tono y de repente estar en la piscina ya no resultaba una buena idea para capear el calor, sino que terminó siendo todo un episodio más que desagradable.
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Eso les pasó a muchos de los que fueron a una pileta local en el municipio de Riba-roja d’Ebre en Cataluña y ahora se cuestionan si volverán a meterse al agua.
Las autoridades locales tuvieron que cerrar la alberca debido a «reiterados episodios de defecación”, señala La Vanguardia.
El municipio dijo que esto era un “comportamiento grosero” y “puede ser constitutivo de delito penal y motivo de sanción”.
Para evitar nuevos “episodios”, tomaron medidas de urgencia y ahora se controla la entra y salida de cada persona a la piscina, y además pondrán detectores de orina en el agua.
Por último, están pidiendo voluntarios para vigilar las instalaciones e incluso están pensando en instalar cámaras para “identificar a los autores de incidentes futuros.