Stefan Mandel es un economista rumano que mes a mes pasaba por el mismo problema: no sabía que hacer para lograr que su dinero le alcanzara para los 30 días y no tener que pasar zozobras.
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Hasta que un día se dio cuenta de algo que resulta medio lógico: que era bueno para los números, así que algo se le podría ocurrir para ganar recursos más fácilmente y así dejar de sufrir para que el sueldo le durara más tiempo.
Empezó a leer teorías matemáticas y se puso la meta de ganarse la Lotería, ya que tendría que existir una fórmula que le permitiera aumentar la probabilidad de ganársela, según relata Hustle.
Y todo el análisis le sirvió, ya que desarrolló un «algoritmo de selección de número», usando como base un método al que bautizó como «condensación combinatoria».
Según Stefan, gracias a esto logró poder predecir sin ningún problema cinco de los seis números de la Lotería. El problema es que no tenía cómo hacerlo con el sexto, quedando varias combinaciones posibles.
Así que decidió arriesgarse y compró centenares de boletos para intentar cubrir la mayor cantidad de opciones, por lo que gastó bastante dinero en esto. Pero logró lo que quería.
El premio que obtuvo fue de 15 mil libras esterlinas, es decir poco más de 13 millones. Y si bien suena a que no es mucho dinero, para él fue bastante, ya que le permitió irse a vivir en el extranjero, y alcanzar mayor estabilidad financiera.
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Con el resultado positivo como prueba, convenció a un grupo de amigos e inversionistas de crear un sindicato de lotería. Inventaron una máquina que llenaba los boletos automáticamente usando todos los números posibles, obteniendo de esta forma 12 victorias más, además de varios otros premios menores en juegos de azar en Australia y el Reino Unido.
Las autoridades sin embargo pusieron ojo en el hombre, por lo que prohibieron que los boletos se pudieran llenar cómo lo hacía Stefan, cambiando todo el sistema de apuestas. Pero esto no detuvo al rumano, el cual utilizó parte de las ganancias en investigar las distintas loterías que existían en Estados Unidos, descubriendo que la de Virginia era la mejor opción para ganar.
¿La razón? Sus números solo variaban entre uno y 44, lo que significaba que el número total de combinaciones posibles era mucho más bajo que el de otros. Así que convenció a nuevos inversionistas, creó una empresa llamada Pacific Financial Resources y empleó a 16 personas en Australia para que imprimieran millones de boletos.
Gracias a esto ganó el premio mayor y otros más chicos. Pero nuevamente las autoridades cambiaron las reglas del juego para que el hombre dejara de ganar, pese a que todas las investigaciones determinaban que el actuar del rumano era legal y sin violaciones a las leyes, así que intentó crear un sistema en Gibraltar, el cual no le resultó y se declaró en bancarrota. Mientras que en Israel lo acusaron de estafa en unas inversiones y terminó preso.
Finalmente, prácticamente todas las loterías del mundo quedaron fuera del alcance del hombre ya que modificaron sus reglas o se crearon leyes para que la estrategia de Stefan no tuviera efecto.
El hombre en tanto pasó 20 meses en la cárcel y sigue defendiendo su sistema. «Recortar mi barba es una lotería: siempre existe la posibilidad de que me corte, me infecte en la sangre y muera, pero lo hago de todos modos. Las posibilidades están a mi favor», expresó el 2012 al diario Bursa.