‘Todos estamos indudablemente enojados y abrumadoramente molestos. Tendremos más resultados [de exámenes] en aproximadamente tres a cuatro semanas. Tenemos que hacer justicia por Evie».
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Así reaccionaron los voluntarios del grupo animalista Joseph’s Legacy, luego que un perro de cuatro años fuera salvajemente golpeado hasta la muerte por un grupo de reos, en el marco de un programa de rehabilitación que estaba siendo sometido a prueba.
El hecho ocurrió en Institución Correccional Warren en la localidad estadounidense de Lebanon, en donde el animal fue entregado a los presidiarios que estaban incluidos en una terapia experimental.
En ese sentido, esperaban que los animales fueran cuidados y que sirvieran a los reos para tener una mejor conducta, demostrando que pueden convivir sin problemas con alguien ajeno al mundo carcelario. Algo que lamentablemente no aconteció.
«Nuestro Evie murió por un trauma tras un golpe contundente en el abdomen que le provocó una hemorragia en el hígado y también un daño en el riñón», señalaron los voluntarios en redes sociales, anunciando además que presentarán querellas contra quienes resulten responsables.
Ante esto, y pese a que anteriormente habían puesto perros en otras cárceles sin tener problemas, decidieron sacar «a todos nuestros perros de este programa y no regresaremos».
Dos reos hasta el momento se encuentran castigados en confinamiento ante lo ocurrido, pero todavía no logran descubrir al o los autores materiales del salvaje hecho.
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«Estamos increíblemente tristes y es un momento difícil para nosotros. Hemos perdido a uno de nuestros propios animales que creemos que necesita justicia y se cuenta su historia», indicaron.
Al respecto, relataron que Evie llegó al centro de rescate animal de ellos tras haber sido atropellada, quedando con una fractura en su cadera. Esto no la detuvo de seguir cuidando y amamantando a sus cachorros, dejando de lado la preocupación por si misma. Todo esto cambió cuando fue ayudada por los voluntarios, siendo operada y quedando bajo la protección de ellos.
Sin embargo, desde el recinto penitenciario invitaron al grupo a efectuar allí también el programa que llevaban en otros lados, terminando todo con este lamentable suceso.
«Fuimos invitados a unirnos a este programa en la institución correccional de Warren. Como la mayoría, estábamos emocionados de que nuestros perros con problemas recibieran su entrenamiento y estábamos emocionados de ayudar al programa», expresaron.
«Estos programas deben ser geniales para los perros y los reclusos [y se supone] que son vigilados de cerca por el personal de la prisión», agregaron.
Por último, indicaron que «muchos perros vinieron, se entrenaron y se dirigieron a sus nuevos hogares. Tuvimos voluntarios regularmente en el sitio y observando el progreso de los perros y cómo los manipuladores estaban trabajando con ellos. Hasta que nuestra peor pesadilla sucedió».