Quizás ninguno de nosotros pueda comer todo lo que hizo él, salvo que Homero Simpson esté leyendo esta nota. Pero Jaroslav Bobrowski es un triatleta que sigue una dieta especial gracias a todo el deporte que practica, lo que además va de la mano con un hambre voraz que combate cada vez que puede con comida.
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Esa letal mezcla no fue del agrado del dueño de un local de tenedor libre en Alemania, en donde el cliente llegó a comer sushi, pidiendo más más de 100 platos de esta preparación, el cual cada uno de ellos consistía en tres piezas, por lo que se engulló más de 300 en cosa de horas.
De esta forma, cuando fue a pagar la cuenta de 26 dólares por todo lo que consumió, es decir una cifra de casi 18 mil pesos chilenos, el mozo que lo atendió no le aceptó la propina porque le tenía que contar una mala noticia: fue declarado «persona non grata» y nunca más podrá entrar.
«Cuando fui a la caja, quería dar propina, pero el camarero no quería aceptar eso. De ahora en adelante estoy prohibido porque estoy comiendo demasiado. Estaba aturdido», relató el atleta a Newsweek tras su experiencia en el restaurante Running Sushi.
Al respecto, el hombre consumió más de 4 mil calorías en el local, una cifra que puede sonar gigantesca, pero que va de la mano con la dieta que lleva a cabo.
Pero a quien no le pareció gracioso el hecho fue a Tan Le, el dueño del recinto. «Esto no es normal, cuánto come. Yo mismo he muerto después de 13 platos, pero siempre tomaba cinco o siete platos a la vez, así que había un espacio en el carrusel de sushi y el otro los huéspedes nos preguntaron si habíamos escatimado en el pescado», expresó a Bild.
«Quiero ganar clientes y no ofender a cualquier invitado. Pero por 26 dólares para sushi ilimitado, sólo quiero ganar dinero en las bebidas y él sólo consumió un té en toda la noche», se quejó el propietario.
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Por su parte, el deportista aseguró que tras todo el episodio, se dio cuenta que el dueño del local tenía razón y que iba a tener que mejorar su comportamiento cuando vaya a comer a algún recinto de este tipo.
«Al principio, el propietario me pidió que bebiera más. Lo entiendo totalmente», remató Jaroslav, el cual ahora tiene un nuevo apodo: «Sushiman».