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Fin del misterio: revelan la identidad de la modelo del cuadro más provocador y escandaloso de la historia

La obra es “El origen del mundo” y fue pintada por Gustave Courbet.

El pintor francés Gustave Courbet es el artífice de una de las obras de arte que es considerada como una de las más provocadoras de la historia: «El origen del mundo».

En el cuadro aparece una mujer desnuda, a la cual no se le ve el rostro, la cual tiene una fecha de data de 1866 y que es exhibida desde 1995 en el Museo de Orsay de París.

La famosa obra sin embargo guardaba un misterio que recién 152 años después de su creación tendrá respuesta: ¿quién es la modelo? La duda tendrá solución en las páginas del libro «L’origine du monde, vie du modèle».

El texto será publicado próximamente en Francia, pero ya se logró saber la identidad de la mujer: la bailarina de la Ópera de París Constance Quéniaux.

El autor del libro, Claude Schopp, logró dar con el nombre luego que se pusiera a analizar la correspondencia que se enviaban los escritores Alexandre Dumas hijo y George Sand. En ese sentido, el hombre quería indagar en las misivas que se enviaban ambos, sin tener ninguna intención en el famoso cuadro.

Sin embargo, de manera accidental logró dar con la identidad, al aparecer el siguiente mensaje en una de las cartas de Dumas: «No se puede pintar con el pincel más delicado y sonoro la entrevista de la Señorita Queniault de la Ópera».

«Fue una iluminación. Normalmente, debo trabajar mucho para realizar un hallazgo, esta vez fue sin buscarlo. Era injusto», sostuvo Schopp sobre su hallazgo a AFP.

«Este testimonio de época descubierto por Claude me permite decir que hay un 99% de posibilidades de que la modelo de Courbet fuera Constance Quéniaux», señaló por su parte la directora del departamento de estampas y fotografía de la BnF, Sylvie Aubenas.

De acuerdo a la mujer, el nombre de la bailarina debió ser un «secreto conocido por todos» en el ambiente artístico, por lo mismo no existía mayores antecedentes sobre quién era la modelo.

Además, Constance con el tiempo dejó dicha profesión y se dedicó a las labores filantrópicas, por lo que su figura pasó a ser la de «una mujer de bien» para dicha época, por lo tanto aún más se mantuvo en reserva su identidad.

Sin embargo, como Dumas tenía problemas con Coubert, no tuvo remordimientos en dar a conocer el nombre de Quéniaux en la carta, hecho que permitió 152 años después poner fin a uno de los mayores misterios del mundo artístico.

 

 

 

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