«Lo que más le agradezco a Euge es que no me rechazó cuando ya venía de muchas, que me escuchó y me recibió la hoja del cuadernito que le entregué con mucha vergüenza. ¿Si se apiadó? No, me creyó, me vio honesto y con hambre». De esta manera el joven argentino que conmovió a las redes sociales por su currículum escrito a mano, contó como el gesto de la mujer que lo compartió en redes sociales le ha cambiado enormemente la vida.
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La historia comenzó la semana pasada cuando no quiso salir con sus amigos a festejar el Día de la Primavera. Ese viernes 21 de septiembre Carlos Duarte se despertó más temprano que de costumbre y a las siete de la mañana ya estaba a bordo de un colectivo rumbo al centro de Córdoba con un sólo objetivo, recorrer a pie toda la ciudad para pedir trabajo.
Una meta difícil considerando que no tenía más dinero que para el colectivo de regreso a su casa, un sandwich en su bolso y un cuaderno y un lápiz para dejar sus currículum escritos a mano a quienes lo aceptaran.
«Sé que no es muy presentable y un poco de vergüenza sentía, pero no era la primera vez que lo hacía», contó el joven la diario Clarín.
Sin embargo, su propósito era más fuerte y conseguir trabajo era lo más importante para él en ese minuto. «Es muy amargante no poder tener algo de plata en el bolsillo. Es muy frustrante ver que tus amigos salen y uno no puede ni siquiera pagarse una gaseosa», relata.
Por eso cuando después de varios rechazos, la recepción que tuvo de parte de Euge -la joven que viralizó su currículum- se transformó en una luz de esperanza.
«Lo que más le agradezco a Euge es que no me rechazó cuando ya venía de muchas, que me escuchó y me recibió la hoja del cuadernito que le entregué con mucha vergüenza».
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De desempleado a «celebridad»
El viernes no encontró trabajo, pero la foto con su currículum daba vueltas en internet y el sábado su teléfono no paraba de sonar. Carlos no lo quería contestar por que no conocía los números y pensaba que podían ser de alguna cobranza o un número equivocado.
Con el correr de las horas, su hermana le insistió que respondiera, que podía ser una buena noticia. Ella ya había visto que la historia de Carlos era el viral del día.
Uno de esos llamados fue desde una fábrica de vidrios de Córdoba, quien decidió darle una oportunidad. «No le puedo pedir más a la vida. Haber conseguido un trabajo fijo, en blanco, con horarios y un sueldo era lo que anhelaba», detalla el joven.
«Ya sueño con mi primer sueldo y lo que voy a hacer: le prepararé un asado a mi gente querida y le haré un regalo especial a Eugenia, que es mi angelito», agrega.
Sobre la fama que alcanzó su historia y las reacciones que generó en redes sociales, Carlos mostró una vez más toda la humildad que lo transformó en una especie de «celebridad» nacional en su país.
«Yo me siento el fiel reflejo de un pibe argentino, sin un mango, sin laburo, con mis viejos lejos (en Marcos Juárez), que no se resigna nunca. Y no lo digo para ser un ejemplo, sólo para que muchos como yo, que hay miles, sepan que siempre que se busca se encuentra».
«Yo no quiero planes sociales, subsidios, yo quiero arremangarme y laburar. Nunca perdí la fe», concluye.