La «materia oscura microbiana», la cual es todos los microbios que nunca han sido descritos ni cultivados en laboratorio, por lo que son desconocidos para los expertos, dominarían prácticamente todos los hábitats que existen en la Tierra salvo uno: el cuerpo humano.
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El estudio fue liderado por Karen Lloyd, profesora asociada de la Universidad de Tennessee, y acaba de ser publicado por la revista de la Sociedad Americana de Microbiología MSystems.
Lo llamativo es que estos microbios jamás han sido estudiados, por lo que se podrían lograr varios hallazgos. En ese sentido, la investigadora señaló a Europa Press que «los microbios no cultivados son tan vastamente diferentes a los cultivados que podrían estar haciendo cosas inusuales, como sobrevivir con muy poca energía o crecer extraordinariamente despacio, de maneras que incluso nos cuesta imaginar».
«También es posible que estos microbios no puedan crecer por sí mismos en cultivo porque mueren si son eliminados de sus intrincadas relaciones entre ellos o su entorno particular. Como estos microbios proporcionan muchos servicios a sus ecosistémicos, como ayudar a las semillas a crecer y luchar contra el cambio climático, resolver este gran rompecabezas es un desafío crucial para la microbiología moderna», agregó.
Pese a esto, los expertos consideran que contar uno a uno estos microbios es prácticamente imposible, ya que ni siquiera han podido estimar cuántos de ellos hay, según consigna el citado medio.
Sin embargo, la investigadora y su equipo creen que ya tienen una respuesta ante esa duda, ya que creen que al menos la cuarta parte de los microbios que existen en la Tierra provendrían de la clasificación taxonómica de aproximadamente 30 taxas entre reinos y clases de microbios que jamás se han cultivado
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«Todos los vertebrados, todos los animales con columna vertebral, están contenidos dentro de un único filo. Esto significa que potencialmente tenemos 30 tipos diferentes de microbios que son tan diferentes de cualquier microbio ya conocido como las jirafas son de estrellas de mar», indicó.
El equipo de Lloyd recogió cada secuencia de ADN depositada en bases de datos públicas por investigadores de diferentes rincones del mundo, sumando un total de 1,5 millones. A esto, se sumaron 26 mil secuencias de ADN de microbios y bacterias que ya se han cultivado.
«Rápidamente alcanzamos una seria limitación computacional, pero afortunadamente para nosotros, tenemos una gran colaboración con el Instituto Conjunto de Ciencias Computacionales en el Laboratorio Nacional Oak Ridge. Pudieron proporcionar la potencia informática que necesitábamos para hacer el trabajo», sostuvo la investigadora.