La noche de mayo de 2007 en el balneario portugués de Praia da Luz fue la última vez que se vio a Madeleine McCann. Once años después, el caso sigue siendo uno de los más mediáticos del mundo, pese al paso del tiempo y las infinitas pistas que no han logrado dar con el paradero de la menor.
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«Fue una noche de terror», aseguró al respecto el padre de Maddie en entrevista con BBC Radio 4, según consigna el diario inglés Mirror. En ese marco, el hombre aprovechó de dar a conocer impactantes detalles del momento en que su hija desapareció, confesando sus mayores temores y sueños.
«Kate estaba gritando, ‘Madeleine está desaparecida, se ha ido'», señaló Gerry McCann. «Estaba buscando en el dormitorio, estaba en los armarios, revisando todas partes, incluso los lugares donde sabía que no podría estar, debajo del fregadero de la cocina. Fue una incredulidad que ella dijera que Madeleine había desaparecido. Incredulidad, conmoción, horror y luego pánico y terror», expresó.
«Porque solo podía pensar en un escenario en ese momento … Estaba seguro de que había sido secuestrada», indicó el hombre, reconociendo que «no he pensado en esos momentos por mucho tiempo porque, como puedes imaginar, es bastante doloroso».
En ese punto, recalcó cuál era su mayor en ese momento, miedo que todavía sigue manteniendo: «No pude sacar de nuestras mentes los pensamientos más oscuros de que alguien la había tomado y abusado de ella».
«Sentí que cada momento en el que no podíamos encontrarla era peor y recuerdo haber caído al suelo y empezar a llamar a algunos de los miembros de mi familia y solo decir ‘recen por ella’, porque pensé que era lo único que podría ayudar en ese punto», relató.
El hombre de 52 años afirmó además que «había una sensación abrumadora de impotencia de que no podíamos hacer nada y creo que la experiencia que estábamos sintiendo justo en el centro era como una onda expansiva o un maremoto que se estrelló contra toda nuestra familia y amigos».
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«Esa primera noche se sintió como si duró para siempre. Obviamente no dormimos y salimos de nuevo a primera hora tan pronto como se pudo. Kate y yo salimos a caminar por las calles de Praia da Luz gritando el nombre de Madeleine», manifestó.
«Recuerdo que le pedí a la policía que me trajera helicópteros y equipos de búsqueda, (tenía) la idea de que alguien podría cruzar con ella a frontera hacia Europa. O a África, los puertos iban a estar abiertos en un par de horas. Recuerdo haber pensado en cerrar las fronteras», agregó.
Gerry aseguró que esa noche fue «el momento en que se ha sentido más enfermo» en la vida, y pese a dicha sensación, a todos los años que han pasado y todo el sufrimiento que ha padecido, mantiene la esperanza de encontrar a Maddie.
En ese aspecto, se puso a llorar en plena entrevista al confesar que está «absolutamente seguro» que ella está viva. «Es casi como una reacción instintiva … es solo un sentimiento … pero siento que nos reuniremos. Solo quiero abrazarla, abrazarla y llorar … mucho», expresó.
«Nunca pasa un día en que no pienso en Madeleine y en lo que podría haber pasado», recalcó Gerry, revelando además cómo era su hija en el día a día que disfrutaron hasta antes de su desaparición.
«Todos los padres piensan que su hijo es increíble y la mayoría de los niños lo son, pero algunas de las cosas que pude hacer con Madeleine; las conversaciones que pude tener, su carácter, personalidad. Todo fue realmente fantástico», aseveró.
Por último, Gerry confesó que «a ella realmente le encantaba correr por el jardín y jugar juegos, y ser perseguida y reírse», rematando que «la relación que tuve con Madeleine fue increíblemente especial».