“Aprendí mi lección”. Así de clara fue Fiona Simpson tras vivir una traumática experiencia que le podría haber costado la vida a ella y a su pequeña hija.
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La mujer conducía en medio de una tormenta de granizo en el sur de Queensland en Australia cuando se vio obligada a detenerse.
Los granizos, algunos del porte de una pelota de tenis, rompieron las ventanas del vehículo y tuvo que arrojarse sobre su pequeña hija para protegerla.
La niña iba sentada en la parte trasera del auto, Fiona se abalanzó sobre ella y la cubrió con su cuerpo, recibiendo por algunos minutos una verdadera golpiza que caía desde el cielo.
“Era aterrador, pero no había tiempo para temer. Todo sucedió muy rápido”, dijo la joven a la emisora ABC de Australia.
“Miré hacia abajo y pude ver que ella estaba gritando, pero ni siquiera podía escucharla por lo fuerte que era”, apunta Independent.
Una vez que pasó la parte más aterradora y la tormenta amainó, Fiona logró conducir hasta una casa cercana donde se refugiaron y pidió ayuda a los servicios de urgencia.
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Fiona reconoce que recién cuando estaba en la ambulancia se dio cuenta de que su hija podía haber resultado gravemente herida e incluso podría haber muerto. “Sólo soy una madre que hace todo lo que puede para proteger a sus hijos”, agregó.
En su página de Facebook, la mujer mostró cómo quedó su cuerpo y llamó a la gente a no conducir durante una tormenta de granizo.