Indonesia en dos ocasiones, Nueva Caledonia en cuatro, Rusia, Perú, Fiji, Papúa Nueva Guinea, Vanuatu, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Haití, Tonga y Ecuador. Así de larga es la lista de países que en los últimos tres meses se han visto sacudidos por fuertes sismos, todos mayores a los 6,0 de intensidad, que han causado alerta por remecer el «anillo de fuego del Pacífico».
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El también conocido como «cinturón de fuego» se encuentra por debajo de casi una veintena de países, siendo Chile una de las naciones que está inmersa en dicha área, la cual provoca prácticamente el 90% de los terremotos del planeta.
Pero no solo ocurren movimientos telúricos, sino que también hechos como tsunamis o erupciones volcánicas, siendo una de las más recordadas este año la del Kilauea en Hawai durante mayo, o la del Sopután tras el terremoto 7,5 del 28 de septiembre en la isla Célebes en Indonesia.
Ante esto, el directivo de la Asociación Chilena de Sismología e Ingeniería Antisísmica Felipe Leyton se refirió a la cadena de sismos que han ocurrido en el último tiempo, negando que exista una relación entre los diferentes temblores. «En términos de ocurrencia, hasta el momento se descarta completamente, ya que sólo es posible analizar las similitudes o diferencias en cuanto a la interacción de las placas tectónicas involucradas», expresó.
Sobre la posibilidad de un megaterremoto, como el que se espera por ejemplo en la falla de San Andrés en California, señaló que estos «se asocian a zonas de subducción las cuales, como vimos, son muy frecuentes en todo el borde del Pacífico. Con el conocimiento actual, no es posible estimar con buena precisión la probabilidad de ocurrencia de un terremoto».
¿Y Chile?
Nuestro país tiene una larga tradición sísmica, siendo quizás los más significativos el de 9,5 que remeció a Valdivia en 1960 y el 8,8 de Concepción durante el 27-F.
En ese sentido, existe alerta en parte de la población considerando que Chile también se encuentra dentro del «anillo de fuego del Pacífico», por lo que existen riesgos, los cuales fueron explicados por el experto.
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«Gran parte del borde del Océano Pacífico se encuentra sobre el contacto entre placas tectónicas, lugares donde se producen los terremotos. Es más, muchos de estos contactos tectónicos son de carácter subductivo: es decir, una placa subduce o se hunde bajo otra. Este tipo de contactos se caracteriza por ser capaz de generar una gran cantidad de sismos; aún más, ellos pueden alcanzar grandes magnitudes (sobre 8.5). A este aspecto de alta sismicidad viene asociado otro efecto producto de la subducción: el volcanismo», detalló.
«Chile, desde Arica a la Península de Taitao, se encuentra sobre el contacto subductivo de las placas de Nazca y Sudamericana, lo que como expliqué anteriormente produce una alta sismicidad, que finalmente pueden desencadenar terremotos, tsunamis y activar alguno de los 2.900 volcanes repartidos en todo el territorio nacional», remató el también jefe de Innovación y Transferencia Tecnológica del Centro Sismológico Nacional.