Un grupo de científicos confirmó el hallazgo de una parte del Gran Cañón en Australia, en un sorprendente descubrimiento realizado por expertos del mencionado país oceánico.
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El estudio fue publicado por la revista Geology y según informa el portal Phys, unas rocas localizadas en la isla de Tasmania tienen una antigua conexión geológica con el Gran Cañón, el cual se ubica en Estados Unidos. Dicha relación habría ocurrido durante la existencia del supercontinente Rodinia hace mil 100 millones de años.
El hallazgo fue realizado por el líder de la investigación Jacob Mulderm quien dio con una extraña coincidencia entre las rocas sedimentarias localizadas en el llamado Rocky Cape Group de Tasmania y las del Unkar Group en el territorio norteamericano.
El experto indicó que tras encontrar las mencionadas rocas, los científicos quedaron extrañados ya que estas «no se parecían mucho a las del Mesoproterozoico cercanas en Australia».
Al no tener respuesta, decidieron analizar los granos del mineral circón, estableciendo que «las rocas del Gran Cañón tienen un aspecto similar a las de Tasmania y tienen la misma edad».
Además, determinaron que «los circones detríticos en las rocas sedimentarias del Gran Cañón también comparten la misma huella geoquímica que los circones en las secuencias mesoproterozoicas de Tasmania».
De acuerdo al estudio, «juntas, estas diferentes líneas de evidencia respaldan la interpretación de que las rocas sedimentarias de Tasmania formaron parte del mismo sistema de cuencas mesoproterozoicas que ahora están expuestas en el Gran Cañón».
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«Concluimos que aunque ahora está en el lado opuesto del planeta, Tasmania debió estar unida al oeste de EE.UU. en el Mesoproterozoico», resaltó Mulderm.
Por último, el experto valoró el hallazgo ya que «parece haber dejado al descubierto secretos de este supercontinente que han permanecido en el misterio durante décadas».