“No tuve otra opción”. Aunque suene casi inexplicable, esa es la realidad de una madre afgana que tuvo que vender a su hija de seis años para poder alimentar al resto de sus hijos.
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La mujer se encuentra en el campo de refugiados de Herat y dejó su ciudad debido a una sequía “sin precedentes”, la que según Naciones Unidas “ha obligado a más personas a abandonar sus hogares en 2018 que la violencia récord que afecta al país”, señala cnnespanol.cnn.com.
Mamareen aseguró que a su esposo lo habían matado y que sin más oportunidades se trasladó hasta el lugar “pensando que recibiría asistencia, pero no obtuve nada”.
Sin casi ningún tipo de ayuda, la desesperación se apoderó de la mujer y para “evitar la hambruna entre mis hijos” vendió a la pequeña por 3 mil dólares a un hombre del campamento, pero indicó que sólo le han dado 70.
El sujeto que la compró lo hizo como prometida para su hijo y cree que podrá pagar por la menor en “dos o tres” años, y justificó su acción diciendo que la familia estaba hambrienta: “no tenían nada que comer”.
«Ella no sabe que la vendí. ¿Cómo podría saber? Es una niña. Pero no tuve otra opción”, apuntó Mamareen, y se preguntó “¿quién vendería una pieza de su corazón a menos que en realidad tenga que hacerlo?”.
Según la publicación, los casos como el de la niña de 6 años no son aislados y se conoce de varios más, principalmente debido a la sequía y la falta de comida.