Bruce McLaughlin Jr. y Timothy Dill habían planeado por días su escape de la cárcel del condado de Pickens en Carolina del Sur.
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Los hombres golpearon a dos gendarmes, lograron su cometido y tras huir del recinto a las 2.40 de la madrugada se separaron para hacer más difícil su captura.
Apenas 20 minutos después, el 911 recibió casi de forma simultánea dos llamadas. La primera informaba de que uno de los presos, que aún vestían sus “trajes” naranjas, había sido visto cerca de un barrio residencial y en apenas 4 minutos los agentes lograron detener a Dill, señala Newsweek.
En la segunda, una mujer aseguraba que le había disparado a un hombre que había irrumpido en su casa y que pretendía atacarla con un afilador de cuchillos que había tomado de la cocina.
Al llegar al sitio, los agentes encontraron a McLaughlin Jr. con un tiro en la cabeza, fue trasladado de urgencia al Greenville Memorial Hospital donde fue declarado muerto.
“Muy pocas personas, incluso policías, atraviesan situaciones como esta, y es una especie de heroína para nosotros”, dijo el alguacil Rick Clark al referirse al actuar de la mujer.
El uniformado dijo que McLaughlin Jr. era un “tipo grande” y que no se sabe qué podría haber pasado si “ella no hubiera tenido un arma. Pero ella detuvo al criminal, resolvió el crimen por nosotros, y salió vencedora”.
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“Esta señora se tomó el tiempo y se preparó para protegerse, y no para ser dañada, violada o asesinada”, apuntó.
La mujer, cuya identidad no se reveló, tenía permiso para portar armas y había recibido entrenamiento para usarlas.
Finalmente, la fiscalía inició una investigación, pero se cree que no se levantarán cargos porque hubo legítima defensa.