“Perdón M”. Así comienza el desgarrador relato del doctor Marco Vargas tras la muerte de una pequeña que falleció luego de, según sus propias palabras, ser “torturada” por sus padres.
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El jefe de la Unidad de Trauma del Hospital Nacional de Niños de Costa Rica no aguantó ver tanta miseria humana y se descargó con todo en su página de Facebook.
La menor de apenas un año y dos meses había sido derivada de otro centro asistencial donde ingresó con “fuertes golpes en la cabeza y el rostro, fracturas en las costillas, brazos y piernas”, señala La Nación.
Los padres de la niña, que aseguraron que se había caído, son los principales sospechosos de la criminal agresión y se encuentran en prisión preventiva.
Vargas recibió a la pequeña y cuando atendía junto a otros profesionales a dos niños por un atropello le llegó el mensaje que desató toda su furia: “no dejaba nada a la imaginación, …, Acaba de fallecer M”, escribió.
“La noticia se acompaña de furia, profunda, sincera y devastadora furia humana, aquella que no te permite más que liberar una maldición primigenia contra quienes te hicieron daño, porque a diferencia de los que nos disponíamos a rescatar, M había sido lastimada, torturada y herida de muerte a propósito”, se puede leer en su relato.
El médico se pregunta “qué hizo esta pequeña” y dice que “sus piernas hechas para jugar y correr detrás de flores y mariposas habían sido rotas y su piel llena de moretones no dejaba espacio para imaginar algo diferente a que esas piernitas fueron requeridas para huir, huir del miedo, del dolor y de la muerte…, no alcanzaron”.
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“¿Que hiciste M, cuál fue tu culpa para que siendo una pequeña recibieras tanto, tantísimo dolor? ¿Que hiciste para morir sola, en medio de la multitud de una sala de cuidados intensivos?, ¿Quién te dio la mano en el extremo momento?…, ¿Quién se robo tu felicidad, quién te arrancó a golpes las sonrisas? ¿Quién cambio los colores navideños por el negro de tu muerte?”, agrega.
Vargas desata toda su ira señalando que le da asco “el más profundo, vomito lo hediondo y negro de conocer el lado más brutal, sucio y depravado del ser humano…, esa conspiración que a diario se programa para golpear, no dar de comer, infligir miedo y terror, lastimar, quebrar, y enloquecer a un pequeño ser humano”.
“Me da asco de quienes te hicieron tanto daño, y pido, ruego y suplico porque tu dolor no quede impune, pido por tu venganza, pues si bien esta no da paz, marca el principio del final de tu justicia”, apunta.
Finalmente el médico dice que no puede pedir perdón por el mundo y la sociedad que nuevamente le falló a un niño, pero espera que “el ser supremo te haya recibido con todo el amor que esta tierra te negó, que ahora juegues lo que no te permitieron, que tus sonrisas llenen el cielo de los niños, que puedas vivir y crecer nueva como alma fuerte y ojalá feliz”.