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El fuerte abrazo de cumpleaños que le cambió la vida a una mujer: le rompió una costilla, pero le salvó de manera increíble la vida

Lo brutalmente afectivo que fue su esposo resultó a la larga un hecho positivo.

Sarah Williamson (41) sufría en ocasiones fuertes dolores en su espalda, los cuales atribuía al running que practicaba desde hace años, además del hecho de no estar nunca quieta ya que también trabajaba, se ocupaba de los asuntos de la casa y de su hija Annecy.

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Dos años atrás en tanto, la mujer estaba de cumpleaños y recibió un afectuoso saludo de su esposo Richard. Y fue tan brutalmente cariñoso, que el gesto terminó con la mujer toda adolorida al resultar con una costilla rota. Esto la dejó a la larga con más molestias en su cuerpo.

Por lo mismo, Sarah decidió ir al médico para poder recuperarse especialmente de esta última lesión, por lo que se realizó una serie de exámenes. Y el mayor problema no fue el que ella esperaba, sino algo peor:  cáncer de médula ósea, mieloma.

Según informa el Daily Mail, la mujer que residía en la ciudad inglesa de Darlington se unió a un tratamiento que recién comenzaba sus primeros pasos y que estaba a cargo del facultativo Graham Jackson, del The Freeman Hospital de Newcastle. Allí, después de someterse a la quimioterapia recibe lenalidomida y posteriormente un trasplante de células madre. Y todo esto debido a que el padecimiento fue descubierto en el momento exacto, ya que después habría sido mucho peor.

La mujer y su esposo. Facebook

Y Williamson en la actualidad se encuentra con una remisión importante en su cáncer. «Cuando me preguntaron si quería participar en el ensayo clínico, no dudé en decir  y me encantó que me seleccionaran al azar para recibir lenalidomida, ya que respondí muy bien al medicamento», relató.

«Para los pacientes obtener una remisión extra de dos años es fantástico y es lo que espera cada persona con esa condición, ya que significa que pueden hacer que su vida vuelva a ser lo más normal posible», afirmó la mujer.

De igual manera, recalcó que durante y tras el tratamiento, «apenas ha tenido efectos colaterales», asegurando que todos los dolores que sufría diariamente «se han ido».

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«Cuando me reúno con personas que tienen la enfermedad y no están en las pruebas, tengo una sensación de injusticia en su nombre, ya que tomar este medicamento me ha ayudado a recuperar mi vida y lo estoy disfrutando al máximo», remató Sarah.

 

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