Una mujer de 40 años llegó hasta la sala de emergencias de una clínica en Irlanda del Norte aquejada por fuertes dolores en la garganta. En ese sentido, asegura que sentía que había algo en dicha zona que no debía estar allí.
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Según informa Bild, los médicos le tomaron una radiografía y no hallaron nada. Además, la paciente podía tomar líquidos, comer y mover la cabeza sin tener ningún tipo de problemas, por lo que pensaron que debía tener una lesión y la mandaron a su casa.
Tres días después, volvió al recinto asistencial debido a que los dolores aumentaron. Esta vez quedó hospitalizada, pero los exámenes salieron con los mismos resultados: no había nada.
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Así que tras unas jornadas en donde fue tratada con analgésicos y esteroides, la mujer afirmó que las molestias habían disminuido, por lo que fue dada de alta.
Sin embargo, la paciente volvió por tercera vez a la clínica ya que los dolores volvieron. En esta ocasión le tomaron una muestra de Rayos X, lo cual nuevamente no reveló nada. Por lo mismo, decidieron insertarle una cámara mediante un tubo, para así ver si había algo molestado en la garganta.
Y lo que hallaron desconcertó a los médicos: la mujer se había tragado un paquete de analgésicos. En pleno esófago estaba atorado la tira de pastillas completa, por lo que tras retirarla las molestias finalizaron.
La comunidad médica del recinto decidió finalmente dar a conocer el caso en la revista científica BMJ, manteniendo en reserva la identidad del paciente, en caso que alguna vez vuelva a acontecer algo de este tipo.