En el año 2010 la NASA lanzó la operación IceBridge, una campaña para estudiar las conexiones entre las regiones polares y el clima global, midiendo así los efectos del cambio climático. Hasta ese momento, el glaciar Thwaites era uno de los lugares más difíciles de alcanzar en la Tierra, sin embargo, con el recién publicado informe de la agencia espacial de EEUU, está a punto de ser más conocido que nunca.
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El documento, publicado el miércoles 30 de enero en la revista Science Advances, muestra que los investigadores miran con extremada atención la gigantesca cavidad -con un tamaño de dos tercios de Manhattan y unos 300 metros de altura- que crece en el fondo del Thwaites ubicado en la zona occidental de la Antártica occidental.
Las conclusiones de los investigadores apuntan a que es necesario observar con mayor profundidad la parte inferior de los glaciares antárticos para lograr calcular que tan rápido se elevarán los niveles globales del mar producto del cambio climático.
En un comienzo, el equipo científico esperaba encontrar brechas al fondo del Thwaites, entre el hielo y la roca, permitiendo que la circulación del agua del océano lo derritiera desde abajo.
Sin embargo, el tamaño y la tasa de crecimiento explosivo del nuevo agujero, los sorprendió, considerando que es lo suficientemente grande como para contener 14 mil millones de toneladas de hielo. Especialmente porque la mayor parte de ese hielo se derritió en los últimos tres años.
Al respecto, el académico de la Universidad de California, Irvine, y del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, California, doctor Eric Rignot, sostuvo que «durante años hemos sospechado que Thwaites no estaba bien atado a la roca subyacente y ahora, gracias a una nueva generación de satélites, finalmente podemos ver los detalles».
El investigador agregó que la cavidad detectada fue revelada por un radar de penetración de hielo en la Operación IceBridge además de los datos obtenidos de una constelación de radares de apertura sintética de vehículos espaciales italianos y alemanes.
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«Estos datos de muy alta resolución se pueden procesar mediante una técnica llamada interferometría de radar para revelar cómo la superficie del suelo debajo se ha movido entre las imágenes», sostuvo.
Cabe mencionar que el glaciar Thwaites es actualmente responsable de aproximadamente el 4 por ciento del aumento del nivel del mar a nivel mundial y que de producirse una fractura completa y perdiera todo el hielo, este nivel aumentaría entre 65 y 80 centímetros.
Más investigación
Debido a los riesgos reales que existen es que la Fundación Nacional de Ciencias de los Estados Unidos y el Consejo Nacional de Investigación Ambiental del Reino Unido decidieron dar comienzo a un proyecto de campo de cinco años para medir la pérdida de hielo a largo plazo.
El problema es que actualmente no hay forma de monitorear los glaciares antárticos desde el nivel del suelo, por lo que deben usar datos de instrumentos aéreos o satelitales para observar características que cambian a medida que un glaciar se derrite.
Otro dato que los científicos están monitoreando, dice relación con la línea de conexión a tierra de un glaciar, que no es otra cosa que el lugar cerca del borde del continente donde se levanta de su lecho y comienza a flotar en el agua de mar.
Muchos glaciares antárticos se extienden por kilómetros desde sus líneas de tierra, flotando sobre el océano abierto y cuando esto sucede, la línea de tierra se retira hacia el interior, lo que expone más de la parte inferior de un glaciar al agua de mar, lo que aumenta la probabilidad de que su velocidad de fusión se acelere.