Quien no ha disfrutado de una dorada, crujiente y sabrosa papa frita en su vida y ha pensado que probablemente sea el mejor alimento de la vida. Sin embargo, el mundo podría tener que dejar de disfrutar de ellas y no porque los nutricionistas dicen que no son muy buenas para la dieta, sino porque el cambio climático está teniendo efectos catastróficos sobre ellas.
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Un grupo de investigadores de Reino Unido dio la alerta, al descubrir que producto de las olas de calor que se registraron en el verano de 2018 en su territorio, la productividad de los cultivos de papas se redujeron en al menos un 20%, afectando directamente a las papas fritas.
Cabe recordar que entre junio y julio del año pasado, las temperaturas superaron en Inglaterra los 30 grados debido a las olas de calor extrema que azotaron al país, convirtiendo al último verano en el más caluroso en 108 años.
Pero volvamos a las papas fritas. Con estos resultados en las manos, los activistas han advertido -según cita el Daily Mail– que las temperaturas extremas impulsadas por el cambio climático afectarían los cultivos de papas cada vez más amenazando este dorado alimento.
Otros afectados
Pero más allá de las papas fritas, y de lo que podemos pensar podría ocurrir en nuestro país donde este año las olas de calor se han sentido hasta en en el extremo sur del país, varios otros alimentos se vieron afectados por las altas temperaturas.
Según el Servicio Meteorológico Nacional del Reino Unido, el cambio climático también habría afectado la producción de zanahorias y cebollas, además de las uvas utilizadas para la producción de vino.
Pero no sólo eso, porque además de reducir la producción, el fuerte calor influyó en el tamaño de los vegetales. Situación que ha obligado a producir papas fritas 2,54 centímetros más pequeñas en promedio.