El 1 de octubre del año pasado, funcionarios del parque nacional Great Smoky Mountains en EEUU encontraron a un oso comiendo los restos de una persona.
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En un primer momento se pensó que el animal había devorado vivo al hombre, por lo que por “razones de seguridad pública” fue sacrificado días más tarde aún cuando no se tenía certeza cómo había fallecido el sujeto.
Incluso, la determinación se tomó aún cuando exámenes determinaron que el oso no tenía rabia.
Cuatro meses después finalmente se conoció la verdad tras la muerte del hombre de 30 años y el animal no tuvo nada que ver con el deceso.
Según la autopsia, William Lee Hill Jr. “murió de una intoxicación accidental con metanfetamina”, indica Fox News.
El hombre tenía “un historial con drogas” y cerca del cuerpo se encontraron varias “jeringas y objetos relacionados con drogas”.