Una investigación liderada por el sismólogo japonés Hiroo Kanamori, perteneciente a la Universidad de Oxford, determinó que la energía no liberada tras el terremoto del 27 de febrero del 2010 en el Biobío que alcanzó los 8,8 se irá acumulando con los años y podría desencadenar un evento «atípico», parecido al de 9,5 que sacudió a Valdivia en 1960.
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El estudio fue publicado por el Diario Internacional de Geofísica de la Oxford University Press, y en el cual se precisa que un sismo de mayor intensidad de ese tipo no ocurriría próximamente, sino que la energía se irá «acumulando y acumulando por medio de varios ciclos sísmicos a través de cientos de años y se va a liberar en un terremoto que va a tener mayor magnitud».
El documento fue analizado por el profesor asistente en la Facultad de Geofísica de la Universidad de Concepción Matt Miller, quien señaló a Radio Biobío que los investigadores detrás del trabajo de la universidad británica «están viendo las direcciones de las oscilaciones que generó el terremoto en Valdivia y lo que están diciendo es que lo ocurrido en 1960 no fue un terremoto común y corriente de una zona de subducción».
En ese punto afirmó que es un factor relevante el «componente lateral», indicando que «típicamente la placa oceánica se va debajo del continente, y en este caso están apuntando que además abajo del continente se está moviendo lateralmente hacia un lado, por eso (el megaterremoto) tuvo una magnitud de ese tipo».
Al respecto, manifestó que el sismólogo japonés remarca que el 8,8 ocurrido el 27F fue diferente al de 1960, ya que «el componente de movimiento lateral no se realizó», por lo que no se liberó toda la energía.
«Si bien no se sabe, -en algunos cientos de años más- en vez de liberarse un terremoto magnitud 8,3, se va a juntar el movimiento con un terremoto 8,8 y va a producir un terremoto aún más grande», explicó Miller, concluyendo que «entonces, están diciendo que lo de 2010 es algo típico y lo del 1960 tiene este componente adicional atípico. Tú vas a tener como cuatro o cinco terremotos típicos y luego uno atípico, que es más grande».