A menos de dos kilómetros de su casa fue encontrado el cuerpo de un niño de 3 años el día lunes, luego que su familia lo reportara como desaparecido el fin de semana. El crimen ya había causado conmoción por las condiciones en las que fueron encontrados los restos.
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Sin embargo un detalle ha resultado aún más espeluznante, el crimen habría sido cometido por dos niños, de 7 y 8 años, quienes según la policía de Germinson, en Sudáfrica, reconocieron su autoría en el hecho.
Los niños reconocieron que amarraron al pequeño, lo torturaron, lo asesinaron y botaron su cuerpo en una zona abandonada.
El bebé había desaparecido el día sábado después del almuerzo. La familia no había dejado de buscar al pequeño hasta que el día lunes el padre finalmente encontró el cuerpo, luego que escuchara que un cadáver había aparecido en un vertedero cercano.
El cuerpo del niño, según detalló luego el padre a la policía, estaba cubierto por sangre fresca y «horribles heridas».
La angustia de la familia
«Corrí desesperado hasta el basurero y muchas cosas pasaron por mi mente», relató el padre a la cadena de noticias TimesLive, que reproduce el portal inglés The Sun.
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«Esperaba que no fuera él, pero lamentablemente lo fue» dijo el hombre que aún sospecha que un adulto también esté involucrado en la muerte de su hijo.
«Entiendo que los niños podrían haber estado jugando y que ocurrió un error, pero una persona muerta es pesada. No hay manera de que hubieran podido levantarlo y ponerlo dentro de un saco … algo no cuadra. Hay un adulto involucrado de alguna manera» insistó el hombre.
Niños asesinos
A través de la historia varios crímenes de este tipo, donde los responsables son niños, han conmocionado al mundo.
Uno de los más antiguos reportados es el caso de Jesse Pomeroy, nacido el 29 de noviembre 1859 en Charlestown, Massachusetts. El niño de 11 años fue descrito como el más joven condenado por asesinato en primer grado en la historia del Estado de Massachusetts, considerando que comenzó sus actos de crueldad contra los niños, cuando tenía 11 años.
A Pomeroy se lo acusó de secuestrar a siete niños en un lugar oculto donde usaba una corbata para torturarlos, también utilizaba un cuchillo o clavaba agujas en su piel.
Otro asesino precoz, Craig Price, fue encontrado culpable de la muerte de Joan Heaton (39), junto con sus dos hijas, Jennifer (10) y Melissa (8), los que fueron encontrados sin vida ensangrentados y brutalmente asesinados en su casa el 4 de septiembre de 1989.
Las víctimas, según el reporte policial, fueron apuñalados con tanta fuerza que el cuchillo se rompió el cuello de una de las niñas. La policía dijo que Joan tenía alrededor de 60 heridas de arma blanca, mientras que las chicas unas 30.
Otro caso emblemático es el de Eric Smith, quien con 13 años fue responsable del asesinato de Derrick Robie, un niño que fue estrangulado y asesinado luego que le destruyeran la cabeza con varias piedras de gran tamaño. El cuerpo de la víctima mostraba además rastros de haber sido sodomisado con un bastón.
Un psiquiatra diagnosticó a Smith con trastorno explosivo intermitente, una condición en la cual una persona no puede controlar la rabia en su interior. Smith fue declarado culpable y fue a la cárcel. Ha permanecido convicto durante seis años y se le ha negado la libertad condicional en cinco ocasiones.