La policía de Chipre recuperó el domingo una segunda maleta con restos humanos en un lago contaminado donde un oficial del ejército que confesó el asesinato de siete mujeres y niñas extranjeras dijo a las autoridades que arrojó tres de los cuerpos.
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El lago forma parte de una mina de pirita de cobre abandonada donde el mes pasado se encontró por accidente el cuerpo de una mujer en un conducto inundado, lo que desató una investigación que, de acuerdo con la policía, llevó a las autoridades al primer asesino serial del que se tenga conocimiento en la isla.
El capitán del ejército de 35 años de edad dijo a los investigadores que mató a cinco mujeres y dos niñas, y que se deshizo de tres de los cuerpos —el de una filipina y los de una madre rumana y su hija— en el lago artificial. La semana pasada se encontró en el fondo una maleta con los restos de una mujer.
Varios cientos de personas se reunieron el domingo en el lugar para encender velas y dejar flores en memoria de las dos primeras víctimas, que provenían de las Filipinas. Algunas personas lloraban mientras se leían homenajes a las víctimas.
Un forense examinará los restos encontrados el domingo para tratar de identificar a la víctima, señaló el portavoz policial Andreas Angelides. Los buzos recorren el fondo del lago con un sofisticado dispositivo de sonar en busca de otra maleta, indicó Marcos Trangolas, jefe de los bomberos.
La busca de cuerpos y evidencia se inició hace varias semanas en un caso que ha consternado a la nación del Mediterráneo oriental, generó acusaciones de negligencia policial y les costó su empleo al ministro de Justicia y al jefe de policía del país.
La policía ha sido acusada de no investigar adecuadamente un reporte de desaparición de una víctima hace dos años y medio, permitiendo que el sospechoso continuara asesinando. Varias de las mujeres fueron reportadas como desaparecidas ante la policía.
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Horas antes, Neophytos Shailos, jefe del Departamento de Investigación Penal, dijo a una corte de Nicosia que el sospechoso supuestamente violó a una mujer a principios de 2017 después de subirla a su auto con la excusa de que quería darle las fotografías que había tomado. Shailos dijo que el sospechoso grabó el incidente con su teléfono celular.
La mujer, una extranjera de 19 años, llamó a la que en ese entonces era la esposa del sospechoso y le contó lo sucedido, indicó Shailos. No entró en detalle sobre lo que la esposa del sospechoso hizo con tal información. La pareja, que tiene dos hijos, ya está divorciada.
Shailos dijo que los investigadores intentan obtener testimonio adicional de una amiga de la supuesta víctima, que ya salió del país. No reveló su nacionalidad.
El domingo, la corte extendió la detención del sospechoso por otros ocho días. No se ha revelado su nombre debido a que aún no se le presentan cargos en lo que las autoridades han descrito como el caso más horrendo de asesinatos múltiples que se haya visto en Chipre.