Es verdad, todos somos de alguna manera esclavos de los teléfonos celulares, por eso es que investigadores de la Universidad de Bath, la Escuela de Economía de Estocolmo, el Babson College de Massachusetts y de la Universidad de Tennessee, decidieron analizar cuál es el efecto que tienen estos aparatos y las redes sociales en nuestras finanzas.
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Y para cuantificar bien la realidad decidieron que lo harían en una tarea habitual que todos realizan, la ida al supermercado.
Los resultados son realmente interesantes y deberían ponernos a pensar a todos, especialmente porque lograron determinar que cada vez que vamos a hacer las compras al supermercado y no guardamos nuestros celulares, pagamos un 41% más en la cuenta.
Esto sucede porque al usar el teléfono -para llamar o mirar los mensajes de las redes- los movimientos son más lentos, se recorren pasillos que habitualmente no se visitan y se encuentran productos adicionales que habitualmente no se comprarían.
En el análisis, los investigadores lograron determinar también que los compradores que llevaban sus celulares en la mano, agregaron un 45% más de productos a sus carros.
Monitoreo visual
Para el análisis, los voluntarios llevaban gafas de seguimiento ocular que registraban sus campos visuales y dónde miraban mientras buscaban en una tienda.
Con estos elementos se logró establecer el tiempo que los «compradores» pasaron en una tienda, el número de veces que miraron un producto y su precio y cuanto gastaron en caso de si usaban o no el teléfono.
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Los resultados mostraron que el uso del teléfono móvil aumenta tanto el tiempo total que se pasa en la tienda como la atención que los compradores prestan a los estantes, lo que genera más compras.
El fenómeno fue nombrado por los investigadores como el síndrome de la «tienda de piloto automático», lo que implica que los compradores siguen un camino de rutina hacia los artículos que adquieren regularmente pero sin poner real atención en lo que están haciendo.