Un hallazgo que podría cambiar la historia. Hace unos días, un grupo de investigadores de la revista PLOS One confirmó lo increíble. En el sitio arqueológico de Stillfried an der March, al este de Austria, fueron encontrados tres anillos fabricados con materia orgánica. Dichos fósiles eran ni más ni menos que roscas de pan que datan de finales de la Edad de Bronce.
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Liderados por Andreas Heiss, arqueólogo de la Academia de Ciencias de Austria, los investigadores detectaron partículas de cebada descascarillada. Así como varias especies de trigo.
Eso sí, aseguran que era algo que podían esperar; para esa época -entre los años 960 y 900 Antes de Cristo- ya existía la panadería en Europa.
‘World’s first CHEERIOS’ discovered after 3,000-year-old ‘cereal rings’ found buried in ancient fort https://t.co/JkGoc0oxOT pic.twitter.com/6x5Gn1orFN
— News Aggregated (@newsaggregated) June 7, 2019
Donuts de hace tres mil años
«Si se buscan analogías modernas, es muy probable que esos anillos se asemejen a los tarallini modernos (del sur de Italia). O a las sushki (de Rusia)», dijo Heiss a Newsweek.
Respecto a las rosquillas halladas, estas contenían 34% de masa elaborada con harina. 52% era sémola y el restante 14% correspondía a granos más grandes.
«Si se destinaban al consumo, la calidad de la harina de los tres anillos de Stillfried se consideraría bastante fina y comparable a la de los panes integrales modernos”, detallaron los autores de la publicación.
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Claro que en el mismo silo donde fueron encontradas dichas donuts, también habían 14 anillos más grandes, pero hechos con barro. Tal presencia hace creer que los pueblos que habitaban la zona no consumían estas preparaciones, sino que las usaban para realizar sacrificios.
«Aunque estos anillos eran alimenticios, el inusual conjunto de hallazgos sugiere que debe haber habido algún otro significado simbólico» , explicaron. Otra hipótesis es que ocupaban tal repostería para imitar los pesos de un telar.
«Pese a que actualmente no se conoce el propósito de los anillos de masa, ciertamente pueden servir como un documento de una cocina prehistórica mucho más variable, quizás lúdica, de lo que se había pensado anteriormente», concluyó Heiss al medio citado.