«Fue una gran persona, fue la mejor persona que he conocido, fue el mejor padre para nuestros hijos». Así describió Allira Dowell a su esposo David, quien murió a los 35 años tras aceptar el desafío de un amigo de comerse un lagarto en Australia.
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Según informa el NY Post, el padre de tres hijos se engulló un gecko luego que un conocido lo animara a hacerlo el 1 de diciembre del año pasado. Dos días después, fue llevado de urgencia a un centro asistencial en la «agonía absoluta». El 9 del mismo mes falleció.
Al principio los familiares creyeron que sufrió un ataque gástrico o una resaca fuerte. Sin embargo, no era nada de eso. «Nunca pensamos que esto pasaría, fue solo un gran shock y aún es un gran shock», señaló la esposa a 7 News.
En tanto Hannah, la hermana del fallecido, señaló a The Brisbane Times que «cuando llegaron allí, ellos (los paramédicos) ni siquiera querían llevarlo (al hospital). Dijeron que solo tenía gastroenteritis y su compañero dijo: ‘No, tienes que llevarlo; no es sólo gastro'».
¿Qué le pasó?
Acorde a sus familiares, el hombre comenzó a orinar de color negro, vomitaba bilis verde y su estómago se hinchó al nivel de una mujer con siete meses de embarazo. En tanto, sus pulmones se llenaron de líquido y este se filtró después al estómago.
«Se le hincharon los testículos hasta parecer pomelos», reveló en tanto Michelle Dowell, la madre de David. «Básicamente se pudrió de adentro hacia afuera», agregó.
Diez después de comerse el gecko, los médicos le efectuaron una cirugía de emergencia. Sin embargo, el paciente no logró resistir y murió en plena operación.
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¿Efectivamente se comió un lagarto?
Esa es la duda que tienen sus familiares a meses de la muerte del hombre. Según los presentes, ellos recuerdan que efectivamente tomó en sus manos el gecko y se lo comió.
Y esto concuerda con los resultados de los exámenes a David, ya que finalmente fue diagnosticado de salmonela, ya que se ha comprobado que diversos animales la portan en sus entrañas, incluyendo serpientes, ranas y los citados geckos.
En ese sentido, hace un tiempo un joven de 19 años llamado Sam Ballard también falleció en Australia por la misma enfermedad, la cual padeció tras aceptar el desafío de unos amigos de comerse una babosa. Estuvo 420 días en coma y quedó con secuelas cerebrales, tras lo cual finalmente murió.