Es considerado el lugar más remoto en la Tierra. El ser humano más cercano se encuentra a 2.689 kilómetros y solamente se sabe que alberga muy poca vida, además de ser el cementerio de los satélites cuando terminan su vida útil en el espacio y se destruyen en la atmósfera.
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Por lo mismo, un grupo de investigadores alemanes del Instituto Max Planck decidió aventurarse a indagar sobre esta área, la cual es conocida como Punto Nemo y que se encuentran en el Pacífico Sur, limitando con Nueva Zelanda por un lado, y con Perú y Chile por el otro.
Mediante un sistema sumergible que toma muestras del agua y las analiza en busca de microorganismos, los expertos llevan seis semanas recorriendo la zona confirmando lo que siempre se estimó: que es una especie de desierto en pleno océano a nivel microscópico.
Acorde a los biólogos que conforman el equipo de trabajo, en el Punto Nemo se encuentra el menor número de células jamás hallado en una muestra marítima, acorde a la publicación dada a conocer por Science Alert.
En ese punto, en el área hay un 30% menos de vida que en todas las demás zonas de agua del planeta, incluyendo las zonas árticas.
¿Por qué es un desierto?
Existen diversos aspectos que convierten al Punto Nemo en la zona oceánica con menos vida en todo el mundo. Uno de ellos es que no tiene ninguna gran masa de tierra cerca, siendo la Isla de Pascua uno de los lugares más próximos a dicha área.
Otro factor que lo convierte en un desierto es la corriente de Australia Oriental que la forma, ya que la corriente es ya una barrera física para ciertas formas de vida, según consigna Gizmodo.
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Radiación ultravioleta
El tercer punto por el cual hay poco desarrollo de vida en el Punto Nemo es por la fuerte radiación ultravioleta que llega a dicho lugar del planeta.
Esta situación genera que muy pocos microorganismos puedan sobrevivir bajo esas condiciones, lo que provoca por ejemplo que microbios como los AEGEAN–169 sean uno de los residentes más habituales en esa zona del Pacífico, ya que están adaptados a un entorno ambiental de este tipo.
Sobre estos habitantes, la microbióloga Greta Reintjes señaló que los microbios tienen «una interesante adaptación potencial a las aguas ultraoligotróficas (de baja productividad biológica) y la alta irradiancia solar. Definitivamente es algo que vamos a investigar más a fondo».