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La culpa no es de nuestros genes: científicos aseguran que comer mucho y hacer poco ejercicio son los culpables de la epidemia de obesidad

No culpemos a nuestros padres por darnos “genes de la gordura”. La responsabilidad es nuestra.

(Fertnig/Getty Images)

Un grupo de científicos noruegos determinó que no se puede culpar únicamente a los genes familiares si uno es gordo o no, sino que existen otros dos factores que son más relevantes para explicar la obesidad: comer mucho y no hacer ejercicios.

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Según informa el Daily Mail, los expertos analizaron los datos obtenidos a 118.959 personas en el Reino Unido entre 1963 y 2008, estudiándose tanto su IMC, como otros factores que influyen en la obesidad, como por ejemplo la edad, el entorno ambiental, si fuman y su sexo.

Tras esto los dividieron en cinco grupos, diferenciándolos en base a su riesgo genético para aumentar de peso. En ese sentido, los diferenciaron entre quienes tenían menos chances de ser obesos, a los que tenían más posibilidades.

Los resultados

Las personas que tenían más opciones de tener un IMC alto por sus genes, finalmente lo hicieron, por lo que se cumplió la lógica. Sin embargo, esto fue un factor mínimo acorde a los especialistas.

En ese sentido, determinaron que finalmente lo más relevante en cuánto a por qué se llega a la obesidad, es una mala alimentación y la falta de ejercicios.

La autora principal Maria Brandkvist, quien es estudiante de doctorado de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, afirmó al respecto que «este hallazgo proporciona una nueva perspectiva sobre el papel de la genética en el desarrollo de la obesidad».

«Las personas genéticamente predispuestas tienen un mayor riesgo de un IMC más alto y esa predisposición genética interactúa con el entorno obesogénico, lo que resulta finalmente en un IMC más alto. Sin embargo, un estilo de vida más sedentario y posiblemente cambios en el entorno biológico, como las toxinas y la microbiota, también podrían contribuir», expresó.

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«El peso está determinado por lo que se come»

El profesor del Instituto de Genética de la Universidad de Londres, David Curtis, coincidió con los resultados en el sentido de que «se ha exagerado» el efecto de la genética en el peso de las personas.

«La genética puede tener un impacto menor en la forma en que los cuerpos de las personas usan los alimentos. Pero su peso está determinado por la cantidad que comen», aseguró al citado medio.

Al respecto, manifestó que «hemos visto en los países europeos que la obesidad está aumentando. Pero los genes de las personas no han cambiado. Son lo mismo que nuestros abuelos. Pero estamos comiendo alimentos altamente calóricos y viviendo vidas muy sedentarias».

«Tenemos una cultura que acepta que las personas sean más gordas y se está convirtiendo en la norma. Eso no tiene nada que ver con nuestra composición genética. La única manera de engordar es comiendo más alimentos de los que se quema en las actividades», remató.

 

 

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