Jay y Dee Windross pasaron la peor pena de sus vidas luego de que su pequeña hija Amiyah muriera de una “trastorno neurológico no diagnosticado”.
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La niña había pasado 200 de sus 330 días de vida en un hospital y la pareja había registrado los pequeños momentos de felicidad con su hija en un celular, señala The Sun.
Cinco días antes de que Amiyah falleciera, los Windross perdieron el teléfono móvil en un centro comercial en Melbourne, Australia, e iniciaron una campaña pública para poder recuperar los recuerdos de su hija.
Siti Nurhidayah Kamal respondió al pedido de los desesperados padres y les dijo que ella tenía el celular cuando en realidad nunca estuvo en su poder y les exigió una recompensa para recuperarlo.
“Mientras trato de pasar cada minuto con Amiyah y de prestarle toda mi atención, también estoy respondiendo a alguien que dice tener nuestro teléfono con todos los recuerdos de ella”, escribió Dee en su página de Facebook relatando los últimos momentos que vivió con su pequeña.
“No quiero venderlo y borrar la memoria. Te lo prometo, soy una persona honesta”, señalaba en un mensaje de WhatsApp Kamal, que les pedía cerca de 700 dólares por el teléfono.
La mujer de 24 años les dijo que esperaba un depósito en su cuenta y que de ahí dejaría el celular en la casa de los Windross.
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Finalmente, y luego de que el caso llegara hasta la Justicia, Kamal se declaró culpable de chantaje y está esperando que se determine su condena.
Lamentablemente para Jay y Dee, el teléfono aún no aparece.