París, Londres, Ámsterdam y otras poblaciones europeas se preparaban el jueves para unas temperaturas récord, ante la segunda ola de calor que cuece al continente este verano.
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Los meteorólogos advierten que esto podría empezar a convertirse en lo normal. Pero Europa, acostumbrada a temperaturas moderadas y donde el aire acondicionado es poco habitual, no está preparada para el calor que se espera en la región esta semana.
De modo que los turistas acaban saltando a las fuentes, mientras las autoridades tratan de ayudar a los ancianos, enfermos e indigentes, más afectados por el calor.
La zona de París podría alcanzar los 42 grados Celsius (108 Fahrenheit) el jueves debido a una masa de aire cálido y seco del norte de África que ha quedado atrapada entre dos sistemas tormentosos.
Por su parte, Londres podría registrar 39 grados Celsius (102 F). Y zonas de Alemania, Bélgica, Holanda, Luxemburgo y Suiza podrían tener temperaturas por encima de los 40 grados Celsius (104 F).
En Holanda, el Instituto de Salud Pública y Ambiente emitió una “alarma de smog” para regiones que incluyen las ciudades densamente pobladas de Ámsterdam, Rotterdam y La Haya.
La calidad del aire en algunas regiones será “extremadamente mala” porque la falta de viento significa que la contaminación no se disipa y la luz del sol la convierte en ozono, dijo el instituto. Se pronostican temperaturas de hasta 40 grados Celsius (104 Fahrenheit).
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Y esto son solo los últimos días. Alemania batió su récord el miércoles con 40,5 grados Celsius (104,9 F) en la localidad occidental de Geilenkirchen, cerca de la frontera con Bélgica.
Es probable que el récord no dure mucho tiempo, ya que el Servicio Meteorológico Alemán espera cifras aún más altas el jueves.
En Londres, las autoridades empezaron a repartir agua y crema solar a personas sin techo y abrieron centros de día para que pudieran descansar y ducharse.
Países en alerta
Francia en particular estaba en alerta después de que casi 15.000 personas, muchas de ellas ancianas, murieran durante una ola de calor en 2003.
Desde entonces el gobierno ha introducido un sistema de alertas por colores para advertir a la gente cuando se espera que las temperaturas lleguen a niveles peligrosos en su zona y activar medidas gubernamentales de asistencia.
El sistema de alerta alcanzó su nivel más alto, rojo, por primera vez durante la ola de calor del mes pasado, en la que Francia registró su temperatura más alta de la historia, 46 grados Celsius. El jueves, un quinto del país estaba bajo alerta roja, desde el Canal de la Mancha a la región de París y a Borgoña.
Como los veranos en Europa suelen ser moderados, pocas viviendas tienen aire acondicionado. Tampoco es muy común en hospitales, comercios o restaurantes.
Los ventiladores eléctricos se vendían con rapidez en París estos días, y los abanicos parecían haber vuelto, empleados por muchas mujeres en el sofocante metro.
Se espera que la ola de calor sea intensa pero breve, con descensos de temperatura el viernes y el sábado.
Los científicos dicen que conforme las emisiones de efecto invernadero siguen calentando el planeta, las olas de calor serán más fuertes y frecuentes.
Aunque es demasiado pronto para decir si esta ola de calor está relacionada con el cambio climático, un equipo de meteorólogos europeos hizo un análisis rápido de la ola de calor de junio en Europa y concluyó que el calentamiento provocado por el hombre las hacía al menos cinco veces más probables.