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“La vida se abre camino”: gracias a un tronco moribundo descubrieron que los bosques están conectados y los árboles se ayudan unos a otros

Ya lo dijo Ian Malcolm en Jurasic Park en 1993, “la vida se abre camino”.

Era un pase por el bosque sólo para disfrutar, pero la inquietud científica de Sebastian Leuzinger y Martin Bader, de la Universidad de Tecnología de Auckland, fue mayor se toparon con lo que parecía un tronco de árbol sin vida.

Los investigadores observaron que el tocón -parte del tronco de un árbol que queda unida a la raíz cuando lo cortan- que habían encontrado estaba vivo y se mantenía así de una particular manera.

Y así, decidieron analizar más a fondo lo que sucedía y los resultados fueron publicados en la revista iScience en un trabajo que puede cambiar nuestra visión de los árboles como individuos a los bosques como «superorganismos».

Según el trabajo, estos tocones  pueden ser mantenidos vivos por los árboles cercanos, a través de un sistema radicular interconectado, mostrando que las interacciones fisiológicas entre árboles “pueden ser mucho más complejas de lo que se suponía anteriormente”.

Flujos de agua, transpiración y raíces

El trabajo de los académicos se basó en la medición de los niveles de agua que fluían en los tejidos del tronco que parecía sin vida, además de su tasa de respiración. Lo que más sorprendió a los profesores fue que ambas mediciones coincidían con las observadas en los árboles vivos de alrededor.

Pero no sólo eso, porque lograron establecer que el tocón se mantiene inactivo de día, cuando transpiran los árboles vivos, mientras que en las noches y los días de lluvia el tronco del árbol se activa, circulando agua, y presumiblemente carbono y nutrientes, a través de sus tejidos.

«Estos resultados indican que tales simbiosis pueden ser mucho más complejas de lo que se suponía anteriormente: al explotar fisiológicamente los “tiempos de inactividad” de los árboles transpirantes durante la noche o los días de lluvia con altos potenciales de agua en la red raíz, los tocones vivos parecen actuar de manera parcialmente autónoma, aprovechando estratégicamente los recursos en lugar de simplemente convertirse en parte de las redes de raíces extendidas de los árboles vecinos», dice el estudio. 

Lo descubierto, según los autores del estudio, podría cambiar la percepción que existe acerca de los árboles. «Si el transporte de agua lateral entre árboles demuestra ser un fenómeno común, tenemos que repensar nuestra definición de árbol”, dijo Leuzinger  al portal Gizmodo. “De hecho, podemos estar viendo a los bosques como superorganismos que redistribuyen el agua entre individuos genéticamente diferentes”.

 

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