Michelle Smalls llamó varias veces a su hermano Ray Neal, pero este nunca le contestó, por eso decidió ir a su casa en Lawrenceville, Georgia y se encontró con una escena espantosa que nunca olvidará.
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El hombre de 61 años estaba muerto en el piso de su habitación y sobre un charco de sangre el pasado sábado, apunta New York Post.
La mujer llamó de inmediato a la policía y cuando entregó su declaración apuntó que había visto a su hermano la noche anterior, que había estado tomando y que tenía “tenía varias afecciones médicas”.
Los uniformados vieron sangre por todas partes, incluso en las paredes y la cortina del baño, lo que hacía presagiar un crimen.
Minutos después, Shannon Byers, forense del condado de Gwinnett, arribó al lugar y comenzó las pericias para determinar las causas del fallecimiento de Neal.
Según Telemundo, apenas estuvo 10 minutos en el interior de la habitación, aseguró que las las arterias del hombre “explotaron”, que por eso se había “desangrado” y que había muerto por “causas naturales”.
Luego del análisis forense, Michelle llamó a la funeraria y cuando vieron el cadáver quedaron sorprendidos.
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“Esto es algo totalmente diferente de lo que dijeron”, apuntaron desde la funeraria al encontrarse con el cuerpo ensangrentado.
En sus instalaciones, y mientras lo preparaban para el velorio, los empleados “descubrieron” que tenía “heridas de arma blanca en el cuello”.
El lunes, la policía señaló que había “cambiado” la causa de muerte de Neal y que ahora se estaba investigando como un homicidio.
En tanto, la forense Byers, que llevaba dos años en el cargo, renunció a su trabajo.
En declaraciones a NBC News, Eddie Reeves, jefe médico forense, dijo que Byers “había interpretado mal algunas cosas” y por eso había determinado que la muerte era por “causas naturales”.
Michelle se mostró indignada por el trabajo de la forense, acusó negligencia y apuntó que “evidencia crucial” del asesinato se perdió porque la familia había empezado a limpiar el lugar de los hechos.
