En 2014 y mientas estudiaban a un grupo de delfines en la Polinesia Francesa, los científicos detectaron que algo no andaba bien el grupo. Lo extraño era que uno de sus integrantes no era precisamente un delfín.
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El equipo notó que una de las madres de delfín nariz de botella cuidaba a un macho con un aspecto peculiar y diferente a su cría biológica. Así fue que notaron que en realidad era una ballena con cabeza de melón, una especie completamente diferente, que había sido adoptada por la otra especie en un sorprendente primer caso conocido de este tipo.
Los resultados del trabajo fueron publicados en una revista científica y luego citados en National Geographic. La autora principal del estudio, Pamela Carzon habló del descubrimiento con la revista asegurando que «estábamos muy emocionados de poder presenciar un fenómeno tan raro»
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La líder científica del Grupo de Estudios de Mamíferos Marinos de Polinesia agregó en la entrevista que «en ese momento estábamos realmente, realmente asombrados».
Familia interespecie
En el caso de los animales domésticos muchas veces se ha visto que perras adopten gatitos por ejemplo, pero en la naturaleza es bastante más complejo, especialmente en el caso de los delfines en que la madre habitualmente cuida solo a una cría.
Otra rareza, es que la cría de ballena, al competir con su «hermano adoptivo» compitió por la atención de la madre, lo que se tradujo en un cambio conductual, es decir, empezó a actuar como otro delfín.
En sus conclusiones los investigadores detallaron que uno de los factores que pudo incidir en esta particular adopción fue la «inexperiencia y personalidad» de la madre.
Sin embargo, descubrieron también que existió una «persistencia del adoptado en iniciar y mantener una asociación» con la delfín lo que «podría haber jugado un papel importante en el éxito final de la adopción».
Finalmente la cría y la madre permanecieron cerca de tres años juntos, incluso después que la cría biológica del delfín.