Que decidió poner fin a su vida por que no soportó fracasar en su investigación científica, o que fue un accidente y cayó desde 3.700 pies de altura por una mala reacción a los medicamentos que tomaba. Son varias las hipótesis que rodean la extraña muerte de Alana Cutland, la estudiante de Cambridge que cayó desde una avioneta en plena selva de Madagascar.
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Sin embargo, de a poco comienzan a revelarse espeluznantes detalles de la emergencia que se vivió a bordo de la aeronave.
Fue uno de los investigadores del caso que contó al diario inglés Daily Mail como fueron los últimos minutos de vida de Alana.
El hombre detalló que la joven estuvo colgando en la puerta de la aeronave por al menos dos minutos, mientras el Cessna se tambaleaba de lado a lado, porque el piloto la sujetaba para que no cayera.
La Universidad de Cambridge, que sufría dificultades de salud mental, se habría desabrochado el cinturón de seguridad para abrir la puerta del avión.
Según el relato, Alana avanzó por la nave en silencio, empujó el asiento al frente y giró la manija de la puerta, tal como le mostraron por razones de seguridad antes de despegar.
Minutos de terror
Sobre el momento de la caída se refirió también el director de la oficina de accidente aéreos de Madagascar, Gervais Damasy, quien confirmó que el piloto trató desesperadamente de cerrar la puerta con una mano, mientras con la otra afirmaba a la joven de 19 años.
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Junto al piloto, Ruth Johnson, una mujer de 51 años que iba en el vuelo, también trató de evitar el fatal desenlace. La mujer tomó una de las piernas de la estudiante mientras su cuerpo colgaba desde el Cessna 182 de cuatro plazas.
Sobre la caída, el piloto contó además que Alana colgó fuera de la aeronave mientras el viento la azotaba por cerca de dos minutos antes de que finalmente se soltó.
«Ella -la señora Johnson- fue muy valiente. Hizo todo lo posible por ayudarla y el piloto hizo lo mismo. En esta situación, el avión podría haberse estrellado», dijo Damasy.