María Luisa Amores, una mujer de 61 años y que al día siguiente iba a jubilarse, murió el lunes de la semana pasada tras padecer fuertes dolores de cabeza y no ser atendida por el médico al que fue a revisarse.
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Según informa El Comercio de Asturias, el esposo identificado como Germán Castellanos llevó a su cónyuge a urgencias del hospital de la ciudad española de Lugones debido al estado de salud de su pareja.
La llevó justamente allí el sábado pasado porque no tenía hora agendada con algún médico. Sin embargo, nunca pensó que tras esperar la atención, el facultativo no la quiso atender porque no tenía hora pedida previamente.
«Vinimos por urgencias para no tener que pasar por el hospital, pero el doctor se molestó muchísimo porque teníamos que haber pedido hora, así que la mandó para casa sin mirar», señaló el hombre.
Tras la muerte de su esposa, Castellanos decidió llevarle al médico las cenizas de la mujer para protestar por la negligencia cometida. Además, llevo jabones para limpiar las conciencias de los doctores del recinto, 100 euros para pagar simbólicamente los «tres minutos» que el facultativo estuvo con su cónyuge y unas flores con una invitación al hotel que posee la familia para agradecer «la gran atención prestada en la consulta».
Por último, aseguró que esperará los resultados de la autopsia para saber si Amores podría haberse recuperado de su mal en caso de ser atendida como correspondía, aunque recalcó que si las pericias determinan que el deceso de la mujer era inevitable, igual acudirá a tribunales alegando que quería que el especialista «nos hubiera tratado como personas».
«Teníamos la vida resuelta para marchar y ahora todo se desmorona», indicó el hombre, indicando que se siente «sin nada» ante la muerte de su pareja.