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Ocultó su embarazo, aseguró que el bebé nació muerto y lo enterró en el patio de su casa: ahora enfrenta un juicio por asesinato

Si la encuentran culpable, la joven de 20 años podría ser condenada a cadena perpetua.

Brooke Skylar Richardson está sentada en el banquillo de los acusados. La joven de 20 años enfrenta un juicio por el asesinato de su bebé recién nacido y de ser encontrada culpable podría pasar el resto de su vida tras las rejas.

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Según The Washington Post, todo partió en agosto de 2016 cuando la joven terminó con su novio y pasó casi todo el último año de la secundaria embarazada.

Tras el fin de dicha relación, Brooke comenzó una nueva y su madre Kim le pidió que fuera al ginecólogo para que hablaran sobre métodos anticonceptivos. Cuando el médico la revisó, descubrió que la joven tenía 32 semanas de embarazo.

Al conocer la noticia Brooke rompió en llanto y le dijo que “no quería tener al niño y que nadie se podía enterar”, ni siquiera su familia, ya que eso le impediría ir a la universidad, apunta WCPO.

El ginecólogo se equivocó en la estimación de las semanas, y resultó que tenía entre 37 y 39 y terminó dando a luz apenas 11 días después de la visita.

La noche del parto, los padres y el hermano de Brooke dormían, y la joven tuvo a su hijo en el baño. Según su abogado Charles M. Rittgers, el bebé nació muerto, lo acunó por varias horas y luego se dirigió al patio donde cavó un hoyo y lo enterró.

La joven tuvo que volver al ginecólogo para el “control de natalidad” y le contó todo, por lo que el profesional hizo la denuncia a la policía.

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Durante la investigación, la fiscalía contrató un médico forense, el que dijo que Brooke había quemado al bebé, pero luego se retractó y afirmó que había sido un lamentable error.

Sin embargo, todo había cambiado para la muchacha, ya que la habían acusado de asesinato e incluso varios detectives trataron de que confesara lo que había hecho con su hijo en extensos interrogatorios.

Lo negó 27 veces, pero finalmente manifestó que había “intentado incinerarla”, una declaración que Rittgers asegura se obtuvo luego de que los oficiales “quebraron” a su defendida, que se hizo de mala forma y que la obligaron a decir algo que no era verdad.

«Ellos ignoran toda verdad y es por eso que estamos aquí hoy”, dijo el abogado en el juicio que partió este miércoles.

La fiscalía, que reconoció que no tienen evidencia «médica y científica» sobre la causa de muerte del bebé, presentó como pruebas mensajes de texto que Brooke le habría mandado a su madre apenas horas después del entierro de la niña, mostrando su felicidad por recuperar la figura.

“Estoy literalmente sin palabras con lo feliz que estoy, mi estómago está de vuelta”, le habría escrito, señala Fox News.

Según el medio estadounidense, la madre se enteró del embarazo de la joven luego de que por error le enviaran un correo electrónico dese la consulta del ginecólogo.

También explicaron que la madre estaba “obsesionada” con el físico de su hija, la que había sufrido anorexia y bulimia cuando era más joven, y que constantemente la estaba controlando.

Además del asesinato, Brooke esta acusada de homicidio involuntario, poner en peligro a un niño, manipular pruebas y abuso agravado de un cadáver.

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