Sin duda que uno de los efectos más tangibles que ha generado el cambio climático es el alza de las temperaturas. De hecho, según datos de la Dirección Meteorológica de Chile, los episodios de ola de calor en el territorio nacional, en la década de 1980 a 1989 fueron sólo 12, mientras que desde 2010 hasta el año pasado, la cifra ya llegaba a 28.
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Pero las temperaturas extremas, también pueden provocar problemas a la salud, que debemos cuidar.
Según explicó el jefe del Servicio de Urgencia de Clínica RedSalud Santiago, Paulo Granata, hay que tener especial cuidado con el aire acondicionado. “No es bueno abusar de estos dispositivos. Aunque efectivamente ayudan a disminuir la temperatura, estos dispositivos no humedecen el aire, sino que lo tienden a secar y eso puede ser nocivo para las vías aéreas. De hecho, la exposición por períodos de tiempo muy prolongados puede convertirse en un factor de riesgo de bronquitis, faringitis o sinusitis”.
Por lo mismo, la recomendación del experto es usar la modalidad intermitente del aire acondicionado, que permita activarse sólo para mantener el ambiente en una temperatura adecuada. “Lo ideal es que al dormir o al estar en una oficina, el aire acondicionado mantenga la temperatura entre 20 y 22 grados Celsius de manera estable, lo que ayuda a que no estén todo el tiempo encendidos”, señala Granata.
También es importante tener cuidado con no aumentar o disminuir la temperatura en exceso en oficinas o habitaciones. “Cuando llega a un lugar del exterior y con calor, probablemente encienda el aire acondicionado para que enfríe lo más rápido posible. Como el ser humano tiene una capacidad que le permite acostumbrarse a ciertas temperaturas, a veces nos olvidamos de regular el aire. Hay que tratar de evitar esto, ya que se puede generar un cambio muy brusco que puede ser riesgoso”, agregó el especialista.
Grupos de riesgo
Más allá de protegerse en oficinas o habitaciones, el jefe del Servicio de Urgencia de Clínica RedSalud Santiago también hace un llamado a prevenir al momento de circular en la vía pública.
“Tomar agua es fundamental, sobre todo porque una piel hidratada se defiende mucho mejor del sol que una que no lo está. En el caso de los adultos mayores, también pueden consumir bebidas isotónicas. Lo que hay que evitar son las bebidas con gas”, asegura.
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En el caso de los niños lactantes de hasta 3 meses, Granata sugiere no hidratarlos con agua ya que para ello lo hacen con leche materna. En el caso de los bebés de hasta 6 meses, es suficiente que tomen la leche que se prepara, ya que posee suficiente agua. Los niños, más grandes, sobre todo los que están en edad escolar, pueden hidratarse con agua de la llave sin ningún problema, siempre y cuando sea agua potable.
Otro grupo de riesgo al que hay que poner atención, son las personas mayores de 80 años. “Producto de los problemas que tienen con la movilidad, con su edad, a veces no pueden manifestar que tienen sed o calor. De hecho, también pierden la capacidad física de regular la temperatura, por lo que hay que tener un cuidado especial con ellos y supervisarlos”, advirtió el experto.
Finalmente, frente a las altas temperaturas es fundamental la protección solar. “Es obligatorio su uso para todos los grupos. Hoy existe una amplia oferta de productos sobre factor 50, que es lo recomendable para prevenir. También se recomienda evitar la exposición directa del sol. En aquellas personas que trabajan en la calle, como estafetas, maestros de la construcción o personas que deben transitar por la ciudad, lo ideal es preferir veredas con sombra, además de aplicarse bloqueador todos los días, aunque sientan que el sol no les llega directamente”, concluyó.