Una mujer en Argentina salió de paseo a una zona boscosa con su hermano para pescar. La idea era relajarse en medio de un paraje silvestre, pero unos ruidos extraños la llevaron hasta una cueva donde encontró dos pequeños gatitos.
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Eran cachorros y estaban abandonado y mal alimentados. Entonces la mujer decidió llevárselos a su casa para cuidarlos. Lamentablemente uno estaba muy débil y murió a los pocos días. Pero el otro no daban señales de problemas de salud.
La mujer, llamada Florencia, se encariñó con el pequeño felino y se esmeró en sus cuidados. Rápidamente Tito -cómo lo bautizó- comenzó a fortalecerse y a crecer. Sin embargo, fue ahí donde comenzó la preocupación de la mujer. Tito empezó a desarrollarse muy rápido.
Florencia recorrió varios veterinarios buscando explicaciones a lo que le sucedió a Tito, sin recibir respuestas satisfactorias hasta que contactó a la Fundación Argentina de Rescate Animal, que luego de examinar al felino, entregó la razón de este crecimiento: no era un gato, sino que un puma yaguarundí salvaje.
Después de tres meses, Florencia tuvo que entregar a Tito para que el joven puma se reincorporara a la vida silvestre.