El ministro israelí de Salud Yaakov Litzman, que ha tenido contacto frecuente con el primer ministro, Benjamin Netanyahu, y otros miembros importantes del gobierno, se ha contagiado del nuevo coronavirus, según anunció el jueves el Ministerio de Salud.
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En Oriente Medio hay más de 81.000 casos confirmados, la mayoría en Irán, y se han documentado 3.600 muertes. El Ministerio iraní de Salud informó de otras 124 muertes en el último día, elevando el total en el país a 3.160 fallecidos. Israel ha confirmado algo más de 6.200 casos y 29 muertos por COVID-19, la enfermedad que produce el nuevo coronavirus.
En Líbano, la embajadora de Filipinas, Bernardita Catalla, murió el jueves de complicaciones derivadas de la enfermedad, según las autoridades filipinas. Líbano ha registrado 479 casos y 14 muertes.
Yaakov Litzman y su esposa, que también estaba infectada, estaban en aislamiento, se sentían bien y estaban recibiendo tratamiento, señaló el comunicado. Se solicitaría a las personas que tuvieron contacto con el ministro durante las dos últimas semanas que se pusieran en aislamiento.
Poco después del anuncio, la oficina del primer ministro dijo que Netanyahu había vuelto a ponerse en cuarentena por sus contactos con Litzman. El mandatario ya había estado aislado después de que un asesor diera positivo, aunque Netanyahu dio negativo en las pruebas realizadas hasta ahora.
Las autoridades pidieron al responsable del Mossad, la agencia israelí de espionaje, y al jefe del Consejo de Seguridad Nacional que se aislaran por sus contactos con Litzman, según publicó el diario israelí Haaretz.
Israel ha impuesto importantes restricciones al movimiento para intentar contener el virus.
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La numerosa y hermética comunidad ultraortodoxa, a la que pertenece Litzman, se ha visto especialmente afectada por las infecciones. En las primeras fases del brote, algunos rabinos rechazaron o ignoraron las restricciones impuestas por el gobierno, aunque la resistencia parece haber remitido.
Netanyahu ordenó el miércoles colocar un cordón policial en torno a la ciudad de Bnei Brak, de mayoría ultraortodoxa, para limitar las entradas y salidas de la localidad, situada al este de Tel Aviv. Bnei Brak es la segunda población con más casos en Israel.
La mayoría de los infectados sólo sufren síntomas leves o moderados como fiebre y tos, que pueden durar dos o tres semanas. Pero el virus puede matar o causar complicaciones graves como la neumonía a algunos pacientes, especialmente ancianos o personas con problemas médicos previos.