En tiempos de pandemia, las personas tenemos la responsabilidad de quedarnos en casa para así evitar mayores contagios de coronavirus a nivel mundial. Pero esto, ha afectado deliberadamente a los más peludos del hogar, dejando un notorio cambio en su comportamiento, llegando a perjudicar su salud emocional y psicológica. Muchas de estas mascotas quizás ahora gozan de nuestra permanente compañía, aunque no se descarta que eventualmente el exceso de atención podría ser demasiado para ellos.
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Zazie Todd, autor de Wag: The Science of Making Your Dog Happy, afirma que es lógico que las mascotas necesiten un poco de distancia social al encontrarse cara a cara todo el día con sus humanos. Para los perros, además, el aumento de la circulación, a medida que la gente saca a pasear a los animales con mayor frecuencia, equivale a un aumento de las alarmas de intrusos: “Que todo el mundo pase por la puerta con sus perros hace que se sientan mucho menos seguros en el hogar”, comentó.
Por otro lado, existen distintos factores que incrementan el malestar de los animales domésticos, como por ejemplo los niños. “Eso puede ser un poco estresante, porque a veces los niños pueden ser un poco ruidosos o demasiado intensos en sus interacciones con las mascotas, que no siempre son tan entusiastas”, agregó Todd.
La doctora y encargada de la Veterinaria Oeste, Patricia Sánchez, argumenta que «tanto a gatos como perros debemos darle su espacio, no perseguirlo constantemente durante el día, los niños estresan mucho a las mascotas, los persiguen mucho y estresan por cuarentena. Entonces, si esta se quiere ir a acostar o esconder, no se le debe obligar a jugar con ellos”, enfatizó.
Aunque se desconoce cuánto aumenta la ansiedad en los animales durante cuarentena, sí se sabe que las “conductas de desplazamiento” podrían explicar los cambios de comportamiento de las mascotas. Se trata de tics que adoptan para afrontar un factor de estrés novedoso. “En los perros y en los gatos pueden presentarse como nuevas costumbres de treparse, andar, ladrar o maullar, rascarse o dar vueltas sobre sí mismo. Del mismo modo que los humanos podemos jugar con el pelo, caminar en círculos o mordernos las uñas”, detalló Liz Stelow, veterinaria especializada en conducta animal en la Universidad de California.
Es por eso que la veterinaria Sánchez, afirma que debemos poner de nuestra parte y adaptarnos a la rutina de la mascota. “Hostigar al animal para que siga nuestro ritmo no es bueno, hay que de que ellos sigan sus rutinas para evitar el estrés. Aunque si este por estrés se deprime o deja de comer, esos son casos para llevar a veterinaria. Muchas veces necesitan tratamientos médicos en caso de estrés severo. Lo gatos son más propensos a sufrir estrés que otra mascota, y presentan patologías mucho más complejas”, agregó.