Desde el día 13 de este mes, donde el Cristo de Mayo no salió a su procesión anual, por motivos de la crisis sanitaria, las cuarentenas y el coronavirus, han surgido una serie de mitos, dudas y miedos sobre la leyenda que rodea su escultura. No se sabe a ciencia cierta, y nadie podría asegurar su relación con lo que está pasando. Pero una cosa hay que decir: coincidencia o no, las tres veces que el Cristo de Mayo no ha salido, han habido terremotos de gran magnitud en el país.
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Todo partió en 1604, cuando llegó a la capital de nuestro país el sacerdote Fray Pedro de Figueroa. Su misión era evangelizar, pero se encontró con un problema; pocas imágenes a quiénes venerar. Junto a un carpintero tallaron en madera “El Cristo de la Agonía”, nombre original del Cristo de Mayo. Fue terminada en febrero de 1613 y ubicada en la Iglesia de San Agustín.
Una parte de las leyendas tienen que ver con esto mismo, el origen del Cristo de Mayo. Hay personas que aseguran que la dueña original de la obra era ni más ni menos que Catalina de los Ríos y Lisperguer; más conocida como la Quintrala. La mujer se habría aburrido de la constante mirada de la estatua, por lo que la habría botado a la calle. Y luego la habrían recogieron para la iglesia.
El surgimiento de la leyenda del Cristo de Mayo
Todo bien hasta aquí, pero el 13 de mayo de 1947, un gran terremoto azotó a la zona centro. Santiago se vino al suelo. La Iglesia San Agustín quedó completamente dañada, excepto el muro donde estaba el Cristo de Mayo. La estatua estaba intacta, sólo la corona de espinas cayó a su cuello. Cuenta otra parte de la leyenda, que uno de los sacerdotes se dio cuenta de lo que pasaba. Rápidamente intentó mover la corona a su frente, pero mientras lo hacía se generó una replica, y otra y otra, como si algo no quisiera que la corona estuviera en su lugar original. Finalmente lo dejó de intentar.
El Cristo de Mayo fue una de las pocas cosas que no se destruyó con el gran movimiento telúrico; que habría alcanzado los 8,5 grados de magnitud, por lo que los cultos y supersticiones empezaron de inmediato. El Obispo ordenó organizar una procesión por la ciudad de Santiago y pasear la milagrosa imagen todos los 13 de mayo, tradición que se mantiene hasta nuestros días.
Desde ese día sólo tres veces no se ha realizado la procesión, aparte de este año. 1959, 1984 y en 2009. Justo un año después ocurrieron grandes terremotos en el país. El de mayo de 1960 en Valdivia, el de marzo de 1985 en Santiago y el gran sismo del 27 febrero de 2010.
¿Será que el próximo año tendremos un gran terremoto? ¿Acaso hicimos bien en dejar al Cristo de Mayo descansar este año? ¿Será sólo coincidencia?
Son preguntas que solo el tiempo nos podrá contestar.