Esto sí que es un suerte en cualquier parte del mundo. Dos niños, de 10 y 12 años, descubrieron dos lingotes de oro entre unas viejas sábanas que iban a usar para construirse una carpa en Vendôme, a unos 200 km al suroeste de París.
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Los padres, que normalmente residen en París pero que se desplazaron a la casa familiar durante el confinamiento, pensaban que los lingotes eran unos posacubiertos de su abuela. Pero, al dudar, los llevaron a Philippe Rouillac, un subastador, para que los analizara.
Para el profesional no hay duda: “se trata de dos lingotes de oro fino, macizos, de un kilo cada uno. Los números del lateral corresponden al año de fabricación, el registro, la garantía, los refinadores, los fundidores y la percepción de las tasas por parte del Estado”, concluyó.
Los lingotes fueron comprados en 1967 por la abuela, ya fallecida, y serán subastados el 16 de junio en Vendôme.