Juana Aucapiña estaba en la cocina de su casa haciendo pan y tortillas para luego vender, en la localidad de San Ramón de la Nueva Orán, en Salta, Argentina, hasta que escucho unos ruidos extraños provenientes de la puerta que daba a la calle.
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Fue ahí cuando se percató que dos jóvenes estaban asaltando a su marido. El anciano estaba tendido en el suelo y los hombres lo goleaban. Juana, de 80 años, no lo dudó, tomó una fuente llena de agua hirviendo que tenía a mano, corrió hacia la calle y les lanzó el líquido hirviendo a los delincuentes.
Los gritos de dolor de los asaltantes alertaron a los vecinos, que llamaron a la policía.
Según informa Radio Mitre de Argentina, la mujer narró como se sintió en medio del asalto: “Tuve mucho miedo. Cuando vi que mi marido estaba en el suelo pensé lo peor. Él me acompaña hace casi 60 años, es mi vida”.
