Yuma era una perra callejera, pero no estaba sola. Deambulaba por las calles de la localidad mendocina de General Alvear, donde todos los vecinos la alimentaban y muchos niños jugaban con ella. No tenía dueño, pero la perra era querida en todo barrio.
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Pero el 21 de julio, para el Día Mundial del Perro, Yuma apareció en la calle muerta y brutamente mutilada. El animal había sido degollado y sus patas cercenadas.
Mente enferma: se excusa en que estaba "drogado"https://t.co/VVtU9zBUux
— MDZ online (@mdzol) August 11, 2020
#MaltratoAnimal: Ocho meses de prisión en suspenso para el joven que decapitó y mutiló a una perra en General Alvear. Pidió perdón y dijo que lo hizo porque estaba drogado. https://t.co/V68tT0Ws5b
— Sebastián Salas (@sebasalas_) August 11, 2020
Los vecinos se organizaron y no solo hicieron la denuncia ante la justicia, sino que con manifestaciones hicieron presión exigiendo que se esclareciera el crimen de Yuma.
Al poco tiempo, la policía dio con el autor del brutal crimen: Rubén Eleize Leico, un vendero ambulante que trabajaba por la zona. En un juicio abreviado, la fiscalía llegó a un acuerdo con la defensa y Leico se declaró culpable del crimen y ofreció disculpas a la comunidad: el hombre aseguró mató a la perra cuando estaba «muy drogado».
El vendedor ambulante fue condenado a 8 meses de cárcel, pero dado que no tenían antecedentes, la pena será conmutada por tareas comunitarias, deberá tratarse su adicción y terminar el colegio.