Tacómetro

Dodge Charger R/T 1969, el currículum de una leyenda

Si bien el Grupo Chrysler lo trajo de regreso al presente y de brillante modo, la historia de este musculoso lo ubica dentro de las leyendas con espacio más que bien ganado.

El General Lee (Robert E. Lee) fue el militar estadounidense que comandó, y de modo magistral, la resistencia de la Confederación durante la Guerra Civil de 1861 a 1865 en el país del norte. Si bien perdió, su ingenio permitió prolongar una resistencia que, según la cantidad de soldados y recursos de los cuales disponía, debió haber terminado mucho antes y con peores consecuencias para sus huestes.

 

Ciento veinte años después el afamado general perpetúa su invariable capacidad de resistencia, reencarnado en un furioso Dodge Charger R/T, protagonizando la añorada serie “Los Dukes de Hazzard”. Un naranjo rojizo, un 01 gigante en la puerta, una bandera en el techo, puertas fijas y las eternas piernas de la prima Daisy nos permiten rememorar muchas tardes de entretención viendo cómo el General, una y otra vez, se escapaba de los poco habilosos Rosco Coltrane e Enos Strate.

 

 

DEBUT SOÑADO

El Dodge Charger, ya antes de protagonizar la serie, era un demandado musculoso americano. Exhibido por primera vez en 1965 como auto concepto y lanzado al mercado en 1966, el Charger fue concebido por Dodge para darle a la marca un real ADN deportivo, que en ese momento sólo se limitaba a los dos colosos (Ford y Chevrolet). El objetivo se cumplió en forma inmediata al coronarse como Auto del Año en categoría performance y se ungió como la carta fuerte de Dodge para competirle dignamente al Ford Mustang, al Chevrolet Camaro, al Pontiac GTO y a otros deportivos de gran linaje.

 

En sus inicios el Charger dispuso 3 diferentes motorizaciones, el V8 A 5.2 litros de 318 HP, el V8 B 6.2 litros de 383 HP con carburador de cuatro gargantas y el poderoso V8 RB Hemi 426 7.0 litros de 425 caballos. Estéticamente, una rejilla que escondía sus luces delanteras y un juego óptico trasero alargado eran los puntales para captar miles de fans, alcanzando hacia 1968 ventas por cerca de 75.000 unidades.

 

En 1969 aparece la versión SE que se distinguía por su lujoso interior, combinando de perfecta forma asientos de cuero, volante de madera, luces y pedales especiales. El mismo año se lanzó un Charger 500, que básicamente incorporó mejoras en aerodinámica para competir de mejor forma en las carreras Nascar, dominadas por Ford y Chevrolet. ¿Por qué la denominación 500? Porque se necesitaba producir 500 unidades de fábrica para ser aceptado en las carreras.
En 1971 el Charger tuvo un merecido restyling caracterizado en una parrilla frontal dividida en dos y líneas suavizadas en la parte posterior.

 

 

OCASO

En los años posteriores el Charger tuvo pequeños cambios estéticos pero se amplió fuertemente el abanico de motorizaciones y opcionales. Charger 500, Charger Super Bee, Charger R/T y Charger SE se abastecían de motores 383 Magnum, Magnum 440, Sixpack 440, Hemi 426, etc. Asimismo, un sinnúmero de opcionales hacían más atractiva la oferta: spoilers, rayas, tomas de aire (falsas o funcionales), escapes cromados, cajas deportivas y neumáticos de alta performance permitían armar un Charger prácticamente único para cada usuario.

 

Ya hacia 1973 la historia es conocida, la crisis del petróleo atentó contra el continuo éxito de los súper musculosos. Los días finales del Charger llegaron en 1974. Se menciona una generación posterior (75-78) pero su diseño ya daba cuenta del ocaso. Pese a ello, la historia de potencia, músculo y neumático quemado hasta 1974 es suficiente para coronar al Charger como un gran auto con historia.

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