Manejo para entretenerse, para recordar gozar lo presente y proyectar lo que viene. Cuando te subes a un Clio sellas de modo implícito un pacto con un nombre importante no sólo dentro de la marca Renault sino que con un pedazo importante del universo tuerca. “Un Clio se transforma en un amigo, Alexis”, me conversa José Luis Riffo, piloto experto de TacometroTV, ex campeón de la Fórmula 3 y actual piloto de la misma que ya comienza ahora en junio.
PUBLICIDAD
El rubio estudiante de ingeniería tuvo como primer auto un Clio F1 Team del 2005. Sabe de lo que habla. Yo manejé esa joyita cuando fue novedad, en ese momento, para comentar mi experiencia en estas mismas páginas.
Exprimimos con mi compañero del jopo rucio la nueva edición del modelo, el Clio III que la gente del Rombo francés ha sumado a su portafolio de producto. Renault sabe que tiene la vara alta tras lo del Koleos, luego de lo del Megane III (último Auto del Año en Chile), de esa fiera Megane RS y de todo lo que ha hecho como marca (la firma del año que defiende la corona a finales de este año en Chile).
Las líneas exteriores hablan de un hatchback muy urbano, distinguido pero fresco, siempre haciendo el guiño a esa gente que se mueve por la vida con jeans, zapatillas, buen teléfono mpovil, amigos, libros, fotocopias, viajes a la playa… ¡Jóvenes, de pura cepa!
PUBLICIDAD
Sigue siendo adolescente este auto, aunque ahora dueño de una madurez tecnológica y con la seguridad que hasta el adulto mayor más exigente demandaría. Lo mejor de su presentación exterior está en la coherencia de su propuestas, con grupos ópticos traseros y delanteros que toman suave y leve participación en la vista lateral del auto, confirmando que hay trabajo, intención. Me hubiese gustado una mejor visibilidad posterior, pero es un aspecto subsanable. ¿Mi otra queja? La ausencia de sunroof.
Es algo personal, pero creo que estos autos sin sunroof son como ir al Dominó y pedir algo sin la mayo que que preparan ahí… La gente de Renault va a entender la observación que les hago. Echando a andar este auto viene lo mejor. Agilidad a la mano. No está para ir a echar carreras clandestinas, pero sí para salir primero en desde el semáforo sin atados. La caja manual de cinco velocidades es suave y engrana muy bien los dibujos de sus pasos.
Conforme conocemos el auto y sus modos de manejo nos dejamos llevar por estirar las aceleraciones, por jugar mucho ebtre la segunda, la tercera y la cuarta, es un auto al que le podemos buen partido si tenemos prisa. En el cero a cien es más rápido que muchos y eso lo vuelve aún más atractivo. No se crea que los 10 segundos y algo más que demora en ello hablen de un auto remolón. ¡Nada que ver!
Mi colega Diana Carolina González Gabineli fue al evento de lanzamiento y la sorprendieron en carretera a una velocidad bien elevada, yo apliqué reprimenda, pero ahora la entiendo. El auto es rico y seduce, la conducción es entretenido, el agarre transmite confianza y las órdenes que doy en el volante son seguidas con atención por la carrocería.
Un aplauso aparte para el GPS de fábrica. Es bueno que cada vez haya más autos que vengan con el mapita digital cargado, bien conectado a los satélites que surcan nuestro cielo y eso nos lleve buena información para no perdernos ni por asomo o buscar con precisión algún sitio al cual rara vez o nunca hemos ido.