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La primera diferencia que podemos ver con el Megane hatchback es la diferencia de tamaño, es mucho más largo y aunque el frontal sería prácticamente igual y con la mirada como el que mostró el Talismán. La parte trasera es diferente evidentemente por la caída que tiene un station wagon como el Megane Sport Tourer.
En el interior una de las principales diferencias con el hatchback es en la segunda corrida de asientos que seguramente tendrá mayor espacio y modularidad, con asientos que se desplazan longitudinalmente, mayor reclinación y un maletero eléctrico.
En cuanto a motorizaciones debería equipar los mismos motores que su hermano menor con plantas bencineras y diésel entre 90 y 205 CV de potencia.
Fuente: Motor.es