No será el Papamovil, hay que dejarlo en claro. Pero sí se convertirá en el auto favorito del Papa Francisco, que, como jefe de Estado, lidera la política de convertir a la Santa Sede en el primer país del mundo libre de dióxido de carbono.
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El auto en cuestión es el Opel Ampera-e, primer modelo de la marca alemana y que es el símbolo de la alianza que la compañía y la Santa Sede tienen en pos de crear un programa de movilidad sostenible en la ciudad.
La presentación del Ampera-e se enmarcó en la conferencia Laudato Si: la sostenibilidad de la comunicación e innovación, realizada durante estos días en el Vaticano y la primera unidad la recibió el propio Francisco a manos del presidente y consejero delegado de Opel, Karl-Thomas Neumann.
“Estamos orgullosos de que podamos contribuir a los ambiciosos objetivos del Vaticano. Nuestro nuevo Ampera-e hará que la movilidad eléctrica sea factible para el uso diario sin ningún tipo de compromiso”, declaró Neumann.
El Ampera-e, disponible sólo en Alemania, Noruega, Países Bajos y Suiza, es un vehículo eléctrico que posee un motor síncrono de imanes permanentes de 204 caballos de potencia y 360 Nm, con lo que puede llegar de 0 a 100 kilómetros en 7,3 segundos. Incorpora una batería de ión-litio de 60 kW/h y su autonomía es de hasta 520 kilómetros según homologación europea.