De acuerdo a cifras de la Organización Mundial de la Salud, anualmente mueren 1,3 millones de personas en el mundo a consecuencia de accidentes de tránsito. En Chile, proporcionalmente, la realidad no es diferente, con casi 2.200 fallecidos por año a causa de percances viales.
Con el objetivo de tomar conciencia de este enorme problema, diversos países celebran el 5 de octubre como el Día Internacional de la Educación Vial, jornada que enfatizar en la necesidad de reducir esas cifras. Para eso, un aspecto clave es la educación de la ciudadanía, para que se generen comportamientos que tengan como foco la seguridad y el respeto, crear de paso pautas para una movilidad segura, especialmente entre los más pequeños.
Los niños son, precisamente, uno de los grupos más vulnerables y los que presentan mayor riesgo de muerte en un accidente, tanto por la escasa formación en la materia, como por la fragilidad de sus cuerpos.
“Sería interesante poder contar con una día que nos recuerde lo relevante que es nuestro propio comportamiento en las vías. Que nos haga reflexionar respecto a los importante de educarnos en el respeto, la empatía y el cuidado de nuestra seguridad al momento de desplazarnos”, expresa Karina Muñoz Matus, directora ejecutiva de Fundación Conciencia Vial, quien agrega que es importante “entender que la seguridad vial depende de todos, Estado, privados y sociedad civil, pero también de cada uno de nosotros como actores de las vías, donde nuestras elecciones diarias pueden marcar la diferencia”.
Como una forma de aportar en este cometido y pensando en enseñar a las futuras generaciones, Conciencia Vial elaboró algunos consejos que pueden ayudar a cultivar la seguridad entre nuestros pequeños:
Los niños siguen el ejemplo: Son las acciones las que cambian el mundo, no sólo nuestro discurso. El ejemplo es la mejor forma de inculcar hábitos; los niños replican los comportamientos de sus adultos cercanos, y nuestro comportamiento como peatón, ciclista o conductor se verá reflejado en ellos.
Cada vez que uno se mueve por las calles, independiente del rol que se cumpla, es una instancia que se puede aprovechar para dar el ejemplo a los más pequeños. Les ayudará a ir interiorizando acciones de educación vial como hábitos propios.
Aprender a controlarse: Ser cauteloso como actor en las vías, por lo que se debe dejar de lado la provocación al otro; el teléfono móvil se debe guardar para evitar distracciones. En el futuro, puede que reconozcamos varias de las acciones imprudentes en nuestros hijos.
Jugar es una buena técnica: El juego es una buena forma de llegar a los más pequeños, y también una forma efectiva de aprender de manera sencilla y lúdica. A los niños les encantan los juegos de roles; aprovecha estas instancias para transmitirles los riesgos y responsabilidades que trae consigo la movilidad como peatón, ciclista, pasajero y conductor.
También el jugar a ponerse en diversas situaciones, como afrontar señales, giros y semáforos, nos permite ir enseñándoles cómo enfrentar de manera segura y respetuosa cada situación. Cabe destacar que todo juego debe ser dentro de un marco que no distraiga al conductor de lo que sucede alrededor.
Si eres conductor, asegurarse de que todos usen cinturón: Que los pequeños sepan las lesiones que pueden sufrir si no usan el cinturón de seguridad o el sistema de retención infantil, y convertirlo en un participante activo del resguardo de su propia seguridad.
Poco a poco, ellos comenzarán a fiscalizar su entorno (familia y amigos) en el uso del cinturón y de las sillas para niños.
Las normas se cumplen siempre: A veces por ir apurado no se realizan las acciones de forma correcta, por ejemplo en las inmediaciones de los colegios suelen verse numerosas faltas en seguridad, con autos estacionados en doble fila, niños bajándose de forma poco segura, cruzando por lugares indebidos, etc. Es importante enseñarles que las normas existen por nuestra seguridad, y que es importante actuar correctamente, ya que no hay instancia donde se puedan transgredir.
Ser consciente de nuestro entorno: Que los pequeños sepan la importancia de ayudar a los demás; esperar con calma que una persona con movilidad reducida termine de cruzar la calle, aunque la luz ya nos indique verde, o de ser posible ayudar a quien lo necesite, fomentando la seguridad vial de todos los implicados en las vías.
Que vean que no nos movemos solos, y que el respeto y la empatía son fundamentales para una buena convivencia en las calles.
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