Se sabe, casi a modo de ecuación perfecta, que la disminución de peso es una de las formas más rápidas y clásicas para mejorar el consumo y las prestaciones de un auto. De cualquiera. Incluidos los eléctricos.
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Por eso, en la búsqueda del balance ideal, los diseñadores e ingenieros del fabricante japonés apuntaron a un elemento clave, que no había sido muy considerado antes: las ruedas sin aire.
Y cuando decimos sin aire no nos referimos a los neumáticos rellenos de mousses, como los usados por las motos en los rallies. Aquí la idea es mucho más simple y directa al utilizar una banda de caucho que rodea un cubo de plástico y aluminio.
Dicen los que saben que este formato permititirá compensar el peso de un sistema que utiliza motores individuales conectados a cada rueda.
Pese a la innovación, ya Michelin contaba con estos modelos, pero los ocupaba en formatos destinados a cortadoras de césped o carritos de golf. Es por esto que la jugada de Toyota se valora como un riesgo osado al probarlos en vehículos de mayor tamaño.