Hace poco, el Ford Mustang cumplió 54 años desde que fue lanzado en Estados Unidos generando un impacto gigante en todo el mundo se que ha mantenido en el tiempo tanto en ventas como en impacto cultural.
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Ahora, ese Mustang cincuentón rejuvenece para dar paso a la sexta generación que aterriza en Chile con la intención de mantenerse como el más vendido del país, con un 38% de la cuota del mercado local entre los deportivos no premium.
Afuera, los cambios son sutiles, pero llamativos. El capó de esta generación es más bajo que el de la anterior, lo mismo que la parrilla. Suma nuevos focos en la zona frontal y trasera, con neblineros adelante, todo en LED. Atrás, las luces son más grandes de tamaño y sus líneas deportivas traseras dan paso a una salida cuádruple de escape, con dos tubos por lado.
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El corazón del Potro es brioso y está listo para galopar. Sigue siendo el mismo clásico motor V8 5.0, pero ahora es más potente: 460 hp y 569 Nm, ganando 25 en potencia y 29 en torque con respecto a la versión anterior. Y si esto no asombra, la caja automática de diez velocidades con Selectshift está llamada a pedir el máximo, pero con una mejorada progresión de marchas. Para control total, en tanto, los paddle shifts en el volante están disponibles.
Suspensión trasera independiente de enlace integral y modo Line Lock, que bloquea los frenos delanteros y libera los traseros para acelerar a fondo y calentar los neumáticos traseros, son otras de sus novedades.
Este modo Line Lock se ajusta bien a uno de los cinco diferentes modos de conducción que el Mustang incorpora. Además de los clásicos Normal, Sport y Pista, se suman los modos Carrera y de Piso Mojado, con lo que se consigue una máxima experiencia de manejo.
Adentro, el Mustang es pura tecnología. Resalta el panel de instrumentos 100% digital con la pantalla LCD de 12 pulgadas que permite control total: se puede regular desde la suspensión, la dirección, el modo de manejo, los indicadores que dependen del modo de conducción elegido y hasta los colores en el que se presenta la información, donde incluso se puede crear uno personalizado.
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Uno de los principales atractivos es la aplicación del modo Track Apps, que convierte al Mustang en un preparador personal de carrera. Mediante el panel se puede controlar el tiempo de arranque, la aceleración en velocidades o en distancia (de 0 a 100 km/h en cuatro segundos, según la marca; trata de bajarlos), el tiempo de frenado en seco y otras más. Y como si fuera poco, se puede hasta silenciar la toma de escape por si alguien se queja (quién podría).
En materia de seguridad, el Mustang incorpora una serie de aditivos y asistentes, tales como los de detección de peatones y frenado automático, alerta de mantención de carril, alerta de tráfico cruzado, alerta de punto ciego (BLIS) y otros más, los que lo llevaron a lograr las cinco estrellas en los tests hechos por la Administración Nacional de Seguridad del Tránsito en Carreteras de Estados Unidos.
El Ford Mustang sigue con las tres versiones que poseía de la generación anterior y sus precios son de $28.990.000 para el GT Premium Fastrack de caja manual, $30.490.000 para el GT Premium Fastrack de transmisión automática, y de $33.600.000 para el GT Convertible automático.